MUCHACHOS CON DON BOSCO
Estamos en Cuaresma
Puede haber multitud de temas para comentar, pero ante el comienzo de la Cuaresma en este día, este tema es el principal. La Cuaresma es un tiempo importante para la humanidad. Tengamos presente lo que nos dice el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma: “la Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un “tiempo de gracia”. Dios tiene sumo interés por cada uno de nosotros, pues nos ama de tal manera que no puede ser indiferente a lo que nos sucede. Por eso el Papa, en su mensaje, nos hace tomar conciencia de que “cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás”, y eso es muy peligroso y trae unas consecuencias nefastas a la humanidad pues eso nos lleva a convertimos en indiferentes. La indiferencia es un peligro de dimensiones y de consecuencias muy negativas. Por eso el Pontífice indica que “uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia”. Esta cuaresma es un tiempo de gracia precisamente para evitar este mal. No podemos ser indiferentes, ni personal, ni comunitariamente. Nos sigue diciendo Francisco ´Si un miembro sufre, todos sufren con élª. Lo podemos experimentar continuamente en nuestro cuerpo. Si nos duele ya sea un oído, una pierna o el estómago todo nuestro ser está adolorido. Pues esto mismo sucede cuando una persona sufre en una familia o en la humanidad. El mal de uno es el mal de todos, por lo que la indiferencia es un terrible mal entre nosotros. Leemos en la Biblia que cuando Caín mató a Abel, Dios le preguntó “¿Dónde está tu hermano?” Es preciso que tomemos conciencia de que la familia, la comunidad y la humanidad entera somos un solo cuerpo. Un cuerpo que debe cuidar con esmero a los miembros más pequeños y más necesitados, y un cuerpo que comparte con ellos lo que Dios nos ha regalado. La Iglesia debe ser una fuente de abundante misericordia en medio del amplio desierto de indiferencia que hay en mundo. Es preciso, por tanto, fortalecer nuestros corazones para que amemos a todos con un amor incondicional. El mundo está lleno de noticias y de imágenes que son expresión del permanente sufrimiento humano ante las que no nos podemos quedar indiferentes. Es el momento de preguntarnos, ¿qué podemos y debemos hacer? Y, precisamente, el tiempo de cuaresma tiene unas características que nos dan la mejor respuesta. Lo primero que debemos hacer es orar, poniéndonos en comunión con toda la humanidad e implorando las bendiciones de Dios. En segundo lugar tenemos la oportunidad de realizar multitud de acciones concretas de ayuda a los demás, mostrando el más sincero interés por el otro. Y en tercer lugar hemos de tener la templanza necesaria para saber mantener los límites y renunciar a todo lo que es superfluo. Vivamos la Cuaresma que nos llevará a la Vida.