ORLANDO DICE

La visita de Danilo a Leonel

EL BILLETE.- Decía en la entrega del pasado sábado, a manera de conclusión: “Lo que siga ahora no será asunto de la Z o de El Gobierno de la Mañana, sino del gobierno o del PLD. Lo cual hasta da risa, pues el Comité Político que no aparecía para la Ley de Partidos, ni para definir el posible ámbito de la reelección, ahora sí para defender a Leonel Fernández, sabiendo como saben sus miembros qué de lo dicho es verdad y qué es mentira”. La visita del sábado, Día del Amor y la Amistad, no fue más, pero tampoco menos: El PLD y el Gobierno. No uno u otro, sino los dos, de manera que no hubiera dudas ni se hicieran conjeturas aviesas. Un San Valentín sin arco ni flecha, pero sí con alas, para volar alto, y sobre todo con abrazos y besos. Como si fueran rosas y chocolates. Puede decirse, de entrada, que se le peló el billete a los que pensaron que con la cuña de Quirino Paulino Castillo se rajaba el palo del partido, y que la reelección utilizaría esa embestida moral para dar a Fernández y su grupo un tiro de gracia político. Eso era lo que esperaban, por lo menos, quienes echaron a correr la especie de que cercanos a Danilo Medina, desde el Palacio Nacional, dirigían los hilos de la conjura… ENSEÑANDO.- Desde el mismo sábado hay gente rasgándose las vestiduras y poniendo al descubierto sus partes pudendas, simulando no entender lo sucedido la tarde de ese día, cuando el presidente Danilo Medina, y otros miembros del Comité Político, visitaron en su residencia a Leonel Fernández. El vocero de la reunión, Rafael Núñez, dijo lo que era propio que dijera, y al parecer los reporteros no se interesaron por aspectos del contexto. Todo quedó en que el gobierno apoya al partido y el partido apoya al gobierno. Hace mucho que se viene hablando de la necesidad de reformular o mejorar las relaciones partido-gobierno, sin que haga lo suficiente por corregir actitudes y procedimientos que debieran considerarse cruciales, si –en verdad-- el PLD aspira gobernar hasta el Bicentenario de la República. Por ejemplo ¿de quién fue la idea? ¿De parte de Fernández o de Medina? No fue ni era lo mismo que se convocara al Comité Político, y se incluyera en la agenda ese espaldarazo, a que se fuera a la casa del perseguido o agraviado… EL PROTOCOLO.- Falta saber igualmente si el presidente Medina anunció la visita, y Leonel Fernández ideó un protocolo e invitó a algunos de sus parciales a que lo acompañaran en la ocasión. Porque se da el caso de que Carlos Pared estuvo presente, y es miembro del Comité Político, pero siempre anda con el mandatario. Esa pudo haber sido la razón. Y también se da el caso de que Rafael Alburquerque pertenece al equipo de Fernández, del mismo modo que Franklin Almeyda y Alejandrina Germán. Pudieron haber sido llamados de urgencia para que el encuentro tuviera otra dimensión. Cristina Lizardo sería una interrogante, pero tampoco del otro mundo. Nada más hay que observar la foto, contar los presentes, y advertir, sin dar muchas vueltas, que la familia no estaba completa. Si era CP tenían que haber estado 35, y si era Gobierno uno que otro alto funcionario. José Ramón Peralta, por ejemplo, o Gustavo Montalvo, que era el dedo malo del gobierno, pero que ahora tiene la compañía de Peralta… AUSENCIAS.- De los miembros del Comité Político que no estuvieron, puede decirse, primero, que no los llamaron, y segundo, que se excusaron. Razones de agenda, por ejemplo. Como sería el caso de los precandidatos. Algunos de los cuales, incluso, expresaron a distancia su posición de defensa y respaldo al expresidente. Las ausencias, sin embargo, habrá que tenerlas en cuenta, pues si no dan el tono, por lo menos la clave. En lo del pasado sábado hubo truco de cámara, pues se asumió una parte como el todo, y falta ver si ahora los ausentes se manifiestan públicamente, de manera que se arregle la carga en el camino. Si es CP, el consenso debe ser mayor. Y si gobierno, se imponen otras acciones. Dije que sabían lo que era verdad y lo que era mentira. La verdad se queda como verdad, y se resuelve con un “mira quién habla”, pues un burro no puede llamar a un conejo “orejú”. La mentira, por su parte, obliga a reparación, y no solo política, sino moral. Quirino Paulino Castillo no cayó del cielo, y si lo dejaron salir de los infiernos, fue con un propósito, y no bueno…

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