¿Traidores a la Patria?

Sin entrar en consideraciones o análisis sobre el contenido de la sentencia 168- 13 del Tribunal Constitucional, se advierte que pocas cosas han dividido la sociedad dominicana con tanto radicalismo como esa decisión. Tomada como bandera de lucha por los llamados “nacionalistas”, la sentencia ha sido el instrumento idóneo de algunos sectores para lanzar dardos envenenados a quienes ellos califi can como traidores a la patria por no estar de acuerdo con la misma. Sin embargo, creo que los términos “traidores a la patria” y “antinacionalistas“ resultan muy duros para Juan Bolívar Díaz y Marino Zapete que han sabido defender con valor y gallardía intereses nacionales a lo largo de su vida pública. El patriotismo ha sido defi nido como el valor que procura cultivar el amor y el respeto hacia la patria, aunque, claro está, parece ser que ese amor y ese respeto en ocasiones se quiere llevar en una sola dirección. Pero el patriotismo, a nuestro entender, debe abarcar la defensa de todo, absolutamente todo lo que pueda lesionar la patria. El patriotismo, entre otras cosas, es defender la riqueza nacional, rescatar y transmitir las mejores tradiciones, preservar y fomentar nuestra cultura, conservar los recursos naturales, no permitir la depredación de ríos y montañas. La patria va más allá del Himno, la Bandera y el Escudo nacionales. La patria también está en la Iglesia de Santa Bárbara hoy abandonada, en el Parque Independencia cercado y en tinieblas, en Loma Miranda, en Los Haitises, en Bahía de las Águilas, en Pueblo Viejo, en la Zona Colonial, en el Malecón de la capital, en la Catedral Primada de América, en la descuidada Puerta de la Misericordia. La sentencia 168 no puede ser usada con maniqueísmo; el mismo maniqueísmo que en el pasado nos impuso el Himno Nacional a las 12 del día aduciendo que la patria peligraba. Ese manejo malintencionado está creando en ambos pueblos un resentimiento que en el futuro será difícil de controlar y que nos hará daño a todos. La patria peligra por el negocio que representa la frontera y por todos los ilegales, pero también peligra por los que recibieron nacionalidad privilegiada, prebendas y cargos ofi ciales cuando llegaron a esta tierra como Reyes Midas y hoy purgan condenas en cárceles del exterior. Contra esos “señores” tronaron muchas veces Juan Bolívar y Zapete.

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