Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

El Papa Francisco y la crianza de los hijos

Avatar del Listín Diario
Víctor LachapelleSanto Domingo

Desde hace ya cierto tiempo, el Papa Francisco viene ofreciendo declaraciones a los medios de comunicación que han suscitado numerosas críticas, a favor y en contra, tanto dentro como fuera de nuestra Iglesia Católica, por lo que el vocero del Vaticano, el Cardenal Lombardi, en múltiples ocasiones ha tenido que dar la cara para desmentir algo que salió en la prensa, diciendo que eso no fue lo que el Papa quiso expresar. Recientemente, desde Alemania nos ha llegado lo que parece ser una nueva crítica negativa al Papa, rechazando unas declaraciones que días antes había hecho el Sumo Pontífice relacionadas con la crianza de los hijos. Al respecto, el Papa decía: “Está bien dar nalgadas a los niños, siempre y cuando se haga con dignidad, sin humillarlos”. En respuesta, una portavoz del Ministerio de las Familias de aquel país, declaró a la prensa lo siguiente: “No puede haber golpizas dignas, porque toda forma de violencia contra los niños es completamente inaceptable”. ¿Cometió el Papa otra falla al improvisar sus palabras? Me parce que en esta oportunidad, Su Santidad dio en el blanco. Cuando un niño se cría sin disciplina, o sea, permitiéndole que haga todo lo que le da la gana sin una corrección adecuada, lo más probable es que más tarde vamos a tener que enfrentar a un hijo problemático, rebelde, que seguramente de vez en cuando tendremos que hacerle una visita de cortesía en la cárcel. En este sentido, pongamos atención a lo que dice la palabra de Dios sobre este asunto: “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino más bien edúquenlos con la disciplina y la instrucción que quiere el Señor” (Ef. 6,4). La expresión “edúquenlos con la disciplina” también incluye un castigo proporcional a la falta cometida, que como dice el Papa pudieran ser unas cuantas nalgadas, respetando su dignidad, sin humillarlo, es decir, no hacerlo delante de sus amigos o en público, como erróneamente hacen algunos padres. Esas nalgadas no le van a hacer daño a ningún niño, al contrario, podrían ser un poderoso antídoto para prevenir futuros males. Sobre todo en estos tiempos, en los que se observa una inversión de valores tan grande que espanta al más valiente. Ahora son los padres los que tienen que pedirles permiso a los hijos; los profesores son los que tienen que respetar a los alumnos; las personas mayores, sin importar el parentesco, tienen que hacerles reverencias a los niños y nunca hacerles una corrección si no quieren oir una palabrota del tamaño de la catedral. Lamentablemente, muchos padres irresponsables, por ignorancia o por lo que sea, apoyan esa mala conducta de los hijos. Yo les recomendaría que comiencen desde ahora a guardar una buena cantidad de pañuelos porque lágrimas en abundancia vendrán. Ahora bien, no se trata de darle al niño una paliza que lo deje casi muerto y haya que internarlo en una clínica. Eso sería un salvajismo tan grande que en vez de disciplinarlo lo va a convertir en un ser violento, agresivo, en extremo. Por eso debo hacerle una observación a la portavoz del ya mencionado Ministerio de las Familias de Alemania. Ella habla de “golpizas”, pero el Papa habla de “nalgadas”, palabras que no son sinónimos, por lo tanto no significan lo mismo. Lo que sucede es que la gente que adversa las sabias enseñanzas de nuestra iglesia, siempre tergiversa o está en contra de todo lo que oye si viene de alguna autoridad eclesial, queriendo acomodar todo a su manera de pensar, aunque no sea funcional. Por todas estas razones, la palabra de Dios dice explícitamente lo siguiente: “El que ama a su hijo no deja de castigarlo, y al final encontrará en él su alegría”. ¿Quién cree usted que tiene la razón, Dios o los hombres?

Tags relacionados