ORLANDO DICE...
La llamada de Quirino
LOS LEONES.- Leonel Fernández no pensó, al decidirse a buscar un cuarto período, que podía desatar tantos demonios. Ocultos, perdidos, olvidados. Tomó esa determinación en horas de gloria, y desde el Palacio Nacional el cielo se ve del color que convenga al mandatario de turno. Que necesitaba dos millones de firmas, cajas y más cajas, y ninguna de Pandora. Félix Bautista en el poder y sin persecución a la vista era una maquinaria sorprendente y efectiva. No pudo por razones de ley y circunstancia, y no como dicen ahora sus seguidores que, por desprendimiento. Tuvo que apearse del caballo y abandonar la mansión Ejecutiva, y lo peor, tuvo que dejar atrás los leones de piedra que lo cuidaban de todo mal. El déficit fiscal lo agarró desprevenido, sin paraguas y sin capota, y se empapó lo suficiente como para reconsiderar su retorno. Sin embargo, no. Continuó en sus trece, pues no se satisfizo con sus doce. Vinieron los parques y los juicios populares, y las condenas, en cierto modo tomadas como cosa de muchachos. No bien superó ese trance cuando el Nueva York que nunca duerme le produjo pesadilla. Fueron dos o tres ociosos, pero hicieron la tarea, pues Fernández y los suyos fueron desbordados... EL OPONENTE.- Todavía se mantiene el misterio, pues las versiones fueron operaciones de geometría, y hubo quienes quisieron apropiarse de una acción que los actores nunca pensaron que sería tan exitosa. Recientemente un perredeísta de los de Miguel Vargas fue a Funglode a defender su inocencia ante un inexplicable acumulo. Y en política, cuando una falla se vuelve falta, y más aun se repite, el panorama se nubla. Eso está ocurriendo ahora con Leonel Fernández, y por igual con sus seguidores. No saben de dónde vienen los tiros, y no pueden ponerse a resguardo, pero tampoco replicar. Quirino Castillo, sin dudas, no es Quirino Castillo, pero es una pistola cargada y sin seguro, y al parecer con muchas balas. Se podrán decir todas las cosas que se van diciendo, pero ninguna borra el hecho principal. El oponente inmediato de Fernández no es Danilo Medina, ni los otros compañeros que compiten por la nominación. Es Quirino Castillo, y lo peor es que la carga o descarga no puede ser política, sino moral... LA AFECCI”N.- Quirino Castillo no es dirigente político ni candidato a posición, sino un narcotraficante procesado, aunque no se conoce su actual situación. Es un personaje descalificado moralmente, pero cuyas manos están llenas de lodo y decidido a afectar el posible retorno de Leonel Fernández al poder. Mientras el asunto estuvo en manos de un aceitoso como Salvador Holguín, los daños eran menores, pues no superaba el morbo de las redes. Sin embargo, cuando un programa de la audiencia de El Gobierno de la Mañana coordina una llamada de Quirino Castillo, el escarceo se convierte en affaire. Entiéndase bien. No fue que entró una de las tantas llamadas que se producen a diario y los conductores la aprovecharon y dieron el palo noticioso. No, de ninguna manera. Esa comparecencia fue preparada, pues hubo gente convocada al efecto, y con triple propósito. Primero, dar categoría al entrevistado; segundo, ponerse a resguardo; y tercero, poner en apuros a Fernández... EL GUIÓN.- Si una exvicepresidenta de la República, y responsable en su tiempo de la Secretaría de Educación, no se negó a corroborar informaciones del narcotraficante Quirino Castillo, a Leonel Fernández no le queda de otra que someterse a ese escrutinio público. Entiéndase bien. Ya no se trata de Quirino Castillo hablando a lo loco, sino de un guion más depurado y de un titiritero con mayores habilidades. Si el ministro de Interior y Policía entra al sorteo, y denuncia montaje, el affaire no es cosa de opinión pública, sino de gobierno incluido. Y lo que podría ser más interesante. Si de por medio no solo hay pecado, sino igualmente delito, otras dependencias del Estado deberán tomar carta en el asunto. Lo que siga ahora no será asunto de la Z o de El Gobierno de la Mañana, sino del gobierno o del PLD. Lo cual hasta da risa, pues el Comité Político no aparecía para la Ley de Partidos, ni para definir el posible ámbito de la reelección, ahora sí para defender a Leonel Fernández, sabiendo como saben sus miembros qué de lo dicho es verdad y qué es mentira...