SONDEO
Con Claudio
Será culpa de muchos –o de todos, sea por comisión o por omisión-, pero esta sociedad anda muy mal. De un tiempo para acá, vemos como para que, a una determinada comunidad le hagan caso y le resuelvan algunos problemas y necesidades urgentes, los habitantes tienen que tirarse a las calles a protestar y a quemar gomas, con todas las consecuencias que eso trae. La gente se ha dado cuenta que solo bajo presión y demostrando que por indignación está dispuesta a lo que sea se le hace caso y se le auxilia, aunque sea para evitar “ruidos” o cubrirse del “que sigan diciendo”, cuando los casos caen en la opinión pública y se convierten en escándalos. Y que no se alegue que las necesidades son muchas y los recursos son pocos, pues cuando hay responsabilidad y voluntad institucional se saca hasta de donde no hay y las cosas se resuelven. Más aun, cuando muchas veces no es dinero lo que falta, sino la vocación de servicio y el cumplimiento responsable del deber, como se presume que en la justicia debe asistirle a jueces y fiscales, especialmente a los primeros. Y es que crecen todos los días las quejas de que, además de lentos, los jueces son muy garantistas con los implicados en distintos hechos, mientras con víctimas y familiares, al final doblemente afectados, lucen “ciegos y sordos”, por no decir indolentes. Es penosa realidad que la delincuencia está de fiesta con el proceder de muchos jueces que no ven o que creen “insuficientes” las pruebas buscadas con mucha brega y riesgo por fiscales y policías (sería bueno modificar la normativa para también ponerlos a ellos a buscarlas). Ya está dicho que justicia lenta es justicia denegada, pero cuando ésta es indiferente, irresponsable o cómplice, es un desastre o es cualquier otra cosa, pero no justicia. Es la experiencia amarga que el hombre de paz (sin guerrilla y sin fusil en mano) que es Claudio Caamaño, y su familia, están viviendo –y sufriendo– a lo largo de 42 (¿) audiencias tras el asesinato de su hijo Francisco, llevándolos a montar una vigilia frente a la Suprema Corte de Justicia para llamar la atención de “ciegos, sordos e indiferentes” del país, y demandar justicia y sanción por el crimen... Y después nos quejamos, Mariano Germán, de que alguna gente, impotente e indignada, tome la justicia en sus manos. Magistrado, ¡hay que hacer algo!... Solidaridad con Claudio y familia.