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FUERA DE CÁMARA

Balaguer enterró a todos

Balaguer había llegado al poder en 1966 y cuatro años después quería seguir a contrapelo de su vicepresidente Francisco Augusto Lora, que alegaba era depositario de una promesa del propio líder reformista para sucederle en el cargo al vencer ese primer período. Fue entonces que Balaguer citó la frase memorable de Abraham Lincoln: “No se cambia de caballo cuando se está vadeando un ríoÖ”. Lo hizo en un acto en el Palacio Nacional al ser proclamado por el Movimiento Nacional de la Juventud, que encabezaba el doctor Víctor Gómez Bergés. Una nueva Carta Magna había sido votada después de la llegada de Balaguer, en 1966, en la que se eliminaba el precepto de la no reelección establecida en la Constitución de 1963 durante el gobierno de Juan Bosch. La incertidumbre era memorable porque Balaguer jamás dijo que se reelegiría sino hasta el 25 de marzo, a sólo seis semanas de la consulta del 16 de mayo de 1970, y esa frase detonó la división reformista con la salida definitiva de Lora, que fundó el Movimiento de Integración Democrática Antirreeleccionista (MIDA) para entonces en gestación. Ya en ese momento nadie dudaba que Balaguer iría a la primera de tres repostulaciones sucesivas con Bosch en un autoexilio en Benidorm, España, y el resto de las fuerzas opositoras disgregadas y la izquierda díscola anunciando la “guerra popular” que nunca pasó de la termocefalia de sus líderes. El PRD en desbandadaEl Partido Revolucionario Dominicano estaba en desbandada cuando se aproximaba la fecha de los comicios de 1970. Peña Gómez, Majluta, Cundo Gil, Fernández Mármol y otros dos o tres “viejos robles” eran cabezas visibles de un partido perseguido a muerte después de la Revolución del 65. Bosch ordenó la abstención electoral en 1970 argumentando que Balaguer tenía montado “un matadero” y que era un suicidio político legalizar un fraude de tal magnitud. De paso, denunció la infiltración del PRD por elementos de la izquierda más belicosa y sostuvo que del partido acudir a los comicios se provocaría un baño de sangre de consecuencias impredecibles. Bosch tenía razón... Las fuerzas balagueristas que ya tenían absoluto control del poder no abrirían brecha a una posibilidad opositora. Las elecciones y la reedición del gobierno de Balaguer en 1970 incrementó la represión política hasta descabezar la izquierda revolucionaria y dividir al PRD. ...Aún así, Balaguer tuvo que recoger e irse en 1978. ¡Que se vayan rápido...!“El que se va no hace faltaÖ Hace falta el que vendráÖ”, le dijo Balaguer a su cercano colaborador de la época, Ramón Font Bernard. -Pero es que con él se va gente muy valiosaÖ doctor. “¿Valiosa...? Valioso soy yo, que soy el Presidente”, le respondió Balaguer mientras ordenaba que se convocara de inmediato al directorio central ejecutivo del partido para conocer y aprobar la renuncia de Lora como secretario general. Lora jamás volvió al Palacio, abandonó el cargo de Vicepresidente por lo que restaba de período, acudió a las elecciones de 1970 como candidato presidencial del MIDA y aunque obtuvo tres diputados y seis sindicaturas municipales, su influencia se fue apagando hasta extinguirse en pocos años. Al final de su vida, en la causa perdida del balaguerismo de 1978, Lora regresó al Partido Reformista, pero ya estaba reducido no sólo políticamente, sino también físicamente... Falleció unos meses después... ...Y Balaguer fue a su entierro. También al de Majluta, al de Peña, al de BoschÖ a todos. ¡Hasta al suyo! Ilustrar con fotos de Balaguer, Lora, , Peña, Majluta...

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