SOS - PAÍS
Un paso al frente
En estos momentos donde la sociedad debate, entre diferentes puntos de vista, su transformación global en medio del actual contexto geopolítico, reflexiono de forma particular y aprecio a la nación transitando por momentos de angustia como resultado de la voracidad y el clientelismo, qué arropa la capacidad de asombro de la ciudadanía, apenas tiene tiempo para pensar en su realidad, ignorando los males de fondo que le impiden vivir con dignidad. En esta sociedad se ha perdido el amor y la solidaridad, me preocupa el desorden generalizado, la falta de respeto e institucionalidad, el desconocimiento y la permanente violación a la ley de parte, precisamente de las autoridades que están encargadas de aplicar y hacerla cumplir. Esto es más grave si se observa el tiempo y los recursos gastado en la elaboración de leyes inoperantes sin ninguna utilidad práctica, porque no las cumplimos. Entre discursos divorciados de acciones concretas y silencio cómplices, la palabra empeñada ha sido pervertida, y hemos estado evadiendo nuestra realidad social buscando benefi cios particulares, nos hemos olvidado, de nuestras misión suprema, de poner los recursos que son de todos al servicio común, y no solo de un pequeño grupo creando mecanismos diversos para mantener privilegios irritantes y apropiarse de diferentes formas del patrimonio colectivo. Nuestra soberanía ha sido menoscabada de forma indolente. Los ideales de nuestros Padres de la Patria han sido traicionados, nuestros derechos como nación independiente han sido vulnerado y nuestra territorialidad ha ido siendo trasegada sin que se hayan establecido límites precisos que garanticen el espacio nuestro donde deben habitar y vivir dignamente cada dominicano hijo de esta tierra providencial. Nuestro país ha vivido bajo el cautiverio continuo de una clase política clientelista, o bajo una dictadura de partidos, sus dueños lo usan para el benefi cio particular en desmedro de la gran mayoría de dominicanos que viven en los mas oprobiosos niveles de pobreza, sin que haya una actitud sensibles ni se haga palpable ninguna iniciativa auspiciosa que pueda mejorar las condiciones de vida de esa gran mayoría olvidada y oprimida. No se vislumbra nada ofi cial para tratar de solucionar los grandes problemas; nadie reclama, nadie levanta una voz creíble y con la autoridad requerida y los dominicanos comenzar a entender que vamos por un camino equivocado, es hora de reorientar nuestros pasos por otro senderos, despierten los ideales de progreso y bien que deben formar parte de las aspiraciones concretas y posibles de un pueblo como el nuestro, que ha luchado por un mejor destino. Hace falta una luz, El estado de oscuridad en el que vivimos, y esto no porque seamos ciegos, o por que sepamos leer ni escribir, sino por la venda puesta, nos impiden ver la grave realidad que vivimos. Hemos sido adormecidos en nuestra voluntad y deseo de ser como pueblo, por la aplicación sistemática de discursos ideológicos, de una publicidad y propaganda permanentes de un sistema político partidario que solo garantiza y hace esfuerzos por los privilegios y el bienestar de unos pocos. Esa es nuestra triste realidad. Hay que poner fi n a la corrupción, fi n a la impunidad, a la inseguridad ciudadana, a la cultura del clientelismo, a la política de depredación y abuso del medio ambiente; poner fi n a la desigualdad, al caos en el transito y fi n a todo esos vicios colectivos que atentan contra la salud y el bien común. De hechos el Estado deberá proveer el bienestar social, pero como siempre es inevitable en la sociedad organizarla, sobre la base de un orden jerárquico, quienes están en la oscuridad no son los responsables de no ver, sino los que están en la luz y no las llevan a esa oscuridad. Siempre habrá una dirección, las voluntades son libres, las riquezas son libres, pero el Estado debe ser el regulador de todo. El Estado con su política clientelista se convierte en el más grande controlador y con un enriquecimiento sostenido e inescrupuloso. En desenfrenado afán de riqueza nos han hecho perder el temor de Dios, como principio de la sabiduría. El mundo pasa y su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2:17) Tenemos desafíos por delante, como nación, y como individuo es renacer espiritual y moralmente sin ignorar la causa común que es el bienestar del país. La historia queda como se escribe, hagámoslo correctamente. Invito a todo ciudadano sensato y con un sentir patriótico, y no de pasión por las dadivas, a dar un paso al frente ante todas estas falsedades a través de la cual nos han engañado por años. Les hago esta invitación convencido de que estoy cumpliendo un deber Patriótico, una misión mas allá de mis particulares interese; sin embargo, quizás sea la voz, el grito de motivación que inicie la marcha por aquellos que por omisión, o no contar con la fe y el valor necesario, no se han decidido a emprender un mejor camino para construir la Patria que soñaron los fundadores de esta nación, por eso les pido a todos: Demos un paso al frente. Cito: La libertad cuesta cara, y es necesario resignarse a vivir sin ella o a dedicarse a comprarla por su precio” José Martin”. A manera de refl exión deseo dejar estos versículos de la Biblia a todo ciudadano correcto y con temor a Dios: