Tiempo para el alma
Una porción del capítulo 8 de Juan que se puede leer en la Biblia abierta al centro del escudo de la República Dominicana, ha sido tomada como argumento político, incluso revolucionario; la verdad como conciencia de lo cierto, de la revelación de lo oculto, del desplazamiento de la ignorancia. El uso ordinario de esta frase nos remite a los dominicanos a la fi gura del Padre de la Patria.
Juan Pablo Duarte y sus compañeros, sin embargo, hicieron uso de una expresión de Jesús para los Judíos, esos que no le creían a Cristo y que ponían en duda su divinidad y la propia paternidad de Dios.
La libertad o la liberación de la que nos habla Jesús, es aquella que lleva a la eternización de la vida espiritual; nos habla en consecuencia, de la salvación del alma. La verdad que conduce hasta el destino deseado es Él mismo, es Jesús y su palabra dada por el Padre. “Yo soy el camino, la verdad y la vida…” ¿Lo recuerdan? Jesús nos dice en Juan 8 que si creemos y somos fi eles a su palabra, seremos sus discípulos y conoceremos la verdad que libera; esa verdad que es antagónica de la oferta del pecado, que es la esclavitud, incluso la muerte. “Viviendo” a Jesús, a su palabra, somos libres.
