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Guido y el ruido

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Luis Encarnación PimentelSanto Domingo

Sigo creyendo que desde cuando Guido Gómez Mazara aspiró a la secretaría general del PRD, el ingeniero Miguel Vargas, cabeza y control de la organización, debió llegar a algún tipo de entendimiento con éste. Con mucho más razón, a partir de cuando el hijo de Maximiliano Gómez -de manera inteligente- decidió echar el pleito adentro (ahora también) y embarcarse en la difícil tarea de disputarle al propio Vargas la presidencia del partido blanco. En el primer caso, Guido (además de dejar de representarle “una piedra en el zapato”) hubiera podido ser el mejor segundo a bordo de Miguel en aquella coyuntura, por cuanto bien podía dejarlo que con su energía e ímpetu fuera alante desbrozando caminos y echando algunos pleitos institucionales, para luego el titular del PRD aparecer como el “apagafuego” o la parte moderada y cabeza fría de la organización. Ya en el segundo lance, donde se perfilaba que Gómez Mazara no arriesgaba nada, que únicamente ganaba, se caía de la mata algún tipo de acuerdo antes de la fecha tope del proceso o, aun más, durante el tiempo que duró el escarceo ante el Tribunal Superior Electoral, antes del fallo, que giró en el orden que la mayoría sospechaba. Hay una versión que refiere que Vargas le propuso a Guido abrirle paso a la presidencia del partido blanco, pero sobre la base de que él, Miguel, manejara los recursos, lo más parecido a tener el control del poder y el camino de la candidatura franco. Si fue el caso, Guido desaprovechó una oportunidad de oro y cometió un error, por cuanto política es realidad y resultados, no “pájaros volando” ni pasar el tiempo dando viajes a los tribunales o torpedeando a los jueces cuando no dan ganancia de causa. Con el control total del PRD, Miguel corre por el “carril de adentro” con su candidatura, pero con muchos vientos en contra, lo cual no es buen augurio. Sencillo: con candidatura en mano -picó alante y definió temprano- no es suficiente, pues ahora con el fallo contra Guido vuelve el “ruido”, la distracción en el PRD y...¿quién sabe?

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