PUNTO DE MIRA
Leonel, el invicto
Leonel Fernández ocupa un lugar cimero en la política. Eso lo sabemos todos. Lo que se quiere pasar por alto son las razones de ese liderazgo. Es más fácil hacer con él o contra él lo mismo que ocurrió con Joaquín Balaguer. Y los resultados serán los mismos. Una derrota tras la otra. Y Leonel incólume. Impertérrito. Juan Bosch, José Peña, Joaquín Balaguer, Danilo Medina, Hipólito Mejía, Miguel Vargas. Como en el frontispicio donde están los grandes líderes de la vida democrática. Allí falta el de Leonel Fernández porque habría que ponerlo con otras letras: el único que no ha perdido en unas elecciones. Hay que volver a lo mismo, al análisis del hombre y el momento concreto. Esa debe ser la tarea de los que aspiran al poder. No pretender derribar un liderazgo con epítetos o acciones jurídicas sin fundamento. Leonel Fernández se eleva a la cima de la política nacional por su talento y capacidad. Se preparó para subir esa montaña y lo ha logrado. Está allá arriba. La generación que viene de relevo debe verlo como el gran maestro. Lo tiene todo. Nada regalado. Él mismo ha tejido la escala que lo lleva a la inmortalidad. Deben aprender que esa posición requiere de entrega y sacrificios. La envidia se adorna con dicterios que la ley de gravedad les devuelve. Todos los líderes son entes sacrificados que además tienen grandes dotes. Los envidiosos, los mediocres, son energúmenos sin calidad que confunden los deseos con la realidad. Por eso están siempre en el cenagal. ¿Cuál es el talón de Aquiles de Leonel Fernández? Los competidores tienen que buscarlo. En la mente popular está bien colocado; sabe tejer las cuerdas para los amarres; su base política es un partido fuerte donde aún la alta dirección tiene prestigio e influencia en las bases. Su imagen internacional ha crecido y es admirado por los sectores intelectuales. También a la callada ha forjado una red de influencias locales. Como los trapecistas. Por si acaso. Los contrarios apuntan a la lucha interna que desatará la guerra final. El PLD ha fabricado su misma competencia. El poder gira en torno a sus dos liderazgos. Ya tiene a Leonel en lista de espera y los contrarios, soñando.