Un baratillo, pero en inglés

El comercio encontró nuevo motivo para sacar de la cartera ciudadana el dinero navideño antes de que llegara el sueldo 13, forzándole a tomar prestado y cargar a tarjetas de crédito para pagar compras no programadas. Vimos la locura que significó la adopción de lo que en EEUU es una tradición. Sin embargo, en un análisis comparativo, encontramos que aquí lo que hicieron muchas empresas fue truquear ofertas que, al final, no pasaban de ser un descuento del 10%. Otras, aprovecharon la locura para vender líneas obsoletas, como televisores LCD. Salieron de ese inventario indeseable que, de todos modos, ya andaba a precios muy bajos. Lo mismo ocurrió con los acondicionadores de aire convencionales, porque el mercado lo que busca es el “inverter”. Pero no todo fue un aprovecharse del Black Friday para salir de mercancía estancada. Hubo también muy buenas ofertas. El negocio fue redondo para los almacenistas que también tienen acciones en los periódicos, porque durante una semana estos salieron con más de cien páginas. ¿Significa este boom de ventas que el comercio local ha añadido una más a su lista de fechas estelares, como: navidad, San Valentín, madres, padres, regreso a la escuela, etc.? No creo. Para mí lo que se hizo fue forzar al comprador a endeudarse, lo que traerá disminución en la capacidad de compra navideña. El Caribe hizo una encuesta donde más de un 60% reveló que utilizará el dinero de su “doble sueldo” para pagar deudas. Con lo del Black Friday cargado a préstamos y a tarjetas, ese por ciento sube. Algunos comerciantes, no conformes con lo logrado, se inventaron el Sábado Amarillo y el Cyber Lunes, con lo cual están exprimiendo más de la cuenta al mercado. Si relajan el Black Friday, éste perderá su atractivo. El consumidor debe ser menos impulsivo a la hora de ver las ofertas. Lea, analice, estudie, compare y, sobre todo, esté seguro de que usted puede enredarse más de lo que está, para comprar cosas que quizá no necesita. Y ahora: ¡a pagar para seguir endeudándose!