Tiempo para el alma

“Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”. 1 Jn. 4: 8. Una persona que no ama es como un tronco seco y hueco, sin vida, sin frutos. La equivalencia de la ausencia de amor no es simplemente la presencia de odio, no es el cuatro del dos más dos. La ausencia de amor es más, es anular la vida. Jesús nos hablaba del amor en tres dimensiones que se desprenden del primero: a Dios, al prójimo, a uno mismo. El que no ama no tiene nada que dar y no tiene nada que darse, ni consuelo. Al que no ama, la cama le sabe amarga, se acuesta solo y se despierta solo como en un vacío. No hablo del amor en pareja, aunque no queda excluido, hablo del amor en el sentido más amplio. El que no ama es capaz de cualquier cosa pues no se duele de los demás, no le importan las consecuencias. El que no ama se pierde de recibir amor, estima, vida, esperanza, se pierde de la salvación.

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