PRD culpable de la crisis del PLD
Sé que de entrada causa curiosidad y quizá impacto la posibilidad que plantea el título de esta reflexión, no sólo porque resulta contraintuitiva, pero especialmente porque desde que la más reciente crisis del PRD se encuentra en apogeo, hemos escuchado el argumento completamente opuesto: Que el PLD, el expresidente Leonel Fernández, y ahora el presidente Danilo Medina, son los culpables de la anarquía que sumerge a ese partido político. Por el momento, no han sido suministradas a la opinión pública pruebas irrefutables, más allá del chisme y de la especulación floridamente articulada, que sustenten que el PLD y sus actores principales estén implicados en el último capítulo de la saga autodestructiva que ha venido redactando el PRD desde sus inicios. Tampoco sugiero que de fraguar esta eventualidad, la misma haya sido fruto de una estrategia bien concebida. Es muy evidente que no es así, porque siendo la conquista del poder la meta ¿Qué sentido tendría autodestruirse en el trayecto hacia la destrucción del otro? pero aún sea fortuito, creo que la actual crisis en el PRD pudiese devenir en una crisis en el PLD. Como sustento a esta hipótesis, basta observar lo que empieza a suceder en el partido morado a consecuencia de la crisis institucional que aqueja al PRD. Sin que resulte sorpresivo para nadie, el PLD se va solidificando como principal partido político del sistema. Las mediciones más recientes revelan un PRD muy disminuido, con una intención de voto inferior al 22%, mientras que el PLD se estabiliza por encima del umbral del 50%. ¿Qué ha generado esto en el partido de gobierno? La falsa creencia de que ganaría con cualquier candidato que presente a las próximas elecciones presidenciales, a partir de la presunción de que la crisis del PRD no tendrá solución real antes de la jornada electoral del 2016. ¿Y qué ha generado, a su vez, la idea de que el PLD gana con cualquiera? Unas competencias a destiempo que con el pasar de los días se tornarán más encarnizadas, dado que algunas --entre las públicas y las que aún no lo son-- nacen acompañadas de intrigas y tramas articuladas para torpedear las posibilidades del retorno al poder del expresidente Leonel Fernández, conducta esta que nunca ha caracterizado al partido del Profesor Juan Bosch. ¿Dónde y cómo se manifestarían los albores de una crisis de este tipo en el PLD? En el seno de su VIII Congreso ordinario. Si estas candidaturas --las que están y las que faltan por venir-- secuestran la agenda del partido, y terminan por convertir el VIII Congreso en una ‘agarata con puño’ donde los aspirantes presidenciales luchen por colocar a los suyos dentro de las instancias del poder partidario con el fin de dominar sus organismos, y con esto, potenciar sus anhelos presidenciales, entonces veremos un PLD inmerso en reyertas intestinas, y en consecuencia, en la antesala de una crisis que se llevaría consigo las posibilidades de retener el poder. En otras palabras, entrarían en un proceso de ‘perredeización’ que daría al traste no sólo con la candidatura del que haya lanzado la primera piedra, sino con la de todos, e indefectiblemente, hasta con el gobierno del presidente Medina. En un país donde la historia nos muestra que los partidos sólo mueren por harakiri político, algunos dentro del PLD deben ser más mesurados y consientes, y labrar sus aspiraciones presidenciales en el marco de la cordialidad y respeto que siempre ha caracterizado a los morados. De no hacerlo, tanta emoción de imaginarse arriba y adentro, los llevaría a reflexionar abajo y afuera.