¿Hacia dónde va la economía?

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Daris Javier CuevasSanto Domingo

A raíz de la crisis financiera del 2008, su magnitud, desarrollo y expansión a través de diversos canales hacia la economía mundial, al hacer una evaluación del malestar que estaba ocurriendo, el FMI llegó a la conclusión de que EEUU tendría una profunda y prolongada recesión en la economía de grandes repercusiones. Estas preocupaciones se fundamentaban en que desde el período 2004-2005 la Política fiscal y monetaria estaban orientadas sobre un corte expansivo, que procuraban un mayor crecimiento en el PIB, en el consumo, y dinamizar el mercado financiero, lo que en principio comenzó a tener confianza en que la economía estaba en expansión, pero el no crecimiento del empleo no se correspondía con la evolución de estos indicadores. A pesar de las múltiples medidas de política monetaria de flexibilidad en la tasa de interés, las respuestas no eran las esperadas y más bien el crecimiento económico, la inflación y el empleo empezaron a desacelerar su crecimiento. En el Banco Central de EEUU estaban convencidos que esto era causado por los altos precios del petróleo. Pero a su vez, consideraban que las tasas de interés seguían muy bajas con respecto a la inflación, y decidieron seguir contrayendo la política monetaria para lograr sus objetivos de estabilidad en precios y crecimiento económico sostenible. El uso intensivo de los instrumentos de política monetaria provocó que los resultados esperados no sean satisfactorios, y cuando explotó la crisis del petróleo, la crisis de los commodities, el colapso de los bancos emblemáticos de Wall Street, entonces el caos se apoderó del mercado financiero de EEUU que impactó en la economía real, por lo que la política monetaria no pudo enfrentar la situación presentada, razón por la cual los participantes del mercado financiero modificaron sus estrategias de inversión, produciéndose un dislocamiento y caos en los diferentes mercados financieros. Previo al desarrollo de la crisis, la economía de EEUU daba signos extraños que se observaban en un Mercado de la vivienda vulnerable, estaba afectada por los precios del petróleo y las materias primas, registraban fuertes debilitamientos en el PIB, reducción de beneficios empresariales, existencia de sobrecalentamiento en algunos países en desarrollo, volatilidad de activos financieros y tipos de cambio en las economías emergentes, al tiempo que se registraban desequilibrios estructurales/Flujos internacionales de capitales. Estos elementos fueron determinantes para que los efectos de la crisis se expresaran en cuatro fases, como son, las fallas en el mercado inmobiliario y alzas en los precios de materias primas, la propia crisis financiera iniciada tras el colapso de las hipotecas subprime, pérdida de confianza en las instituciones financieras, cadena de bancarrotas, fusiones e intervenciones públicas de apoyo a la solvencia y crisis crediticia añadida con un mercado interbancario virtualmente cerrado, pérdida de confianza en las entidades financieras, así como fuerte aumento de la volatilidad en los mercados financieros. Esta realidad en EEUU fue transferida a la economía mundial como resultado del vínculo existente con el resto del mundo, lo cual planteaba desde el 2011 un entorno de turbulencias e incertidumbre, cuyas características principales es un prolongado bajo crecimiento de los países desarrollados lo que ha impactado en las economías emergentes con una desaceleración que cada vez las hace más vulnerables como resultado de la dependencia existente con la economía de los países desarrollados, en especial con EEUU. Tal situación sugiere una mayor coordinación de medidas a nivel internacional que procuren cerrar los desequilibrios globales e impulsar el crecimiento del PIB como prioritario. Esto tiene mayor importancia si se toma en consideración que las últimas proyecciones del FMI establecen que la economía tendrá un comportamiento hacia la baja de 3.1% para el final del 2013 y de cara al 2014 será de un 3.8%. Pero esto es más delicado si se pondera que el FMI sostiene que a los viejos riesgos de la economía se le agregaran nuevos riesgos, y que la sumatoria de ambos dirigirá el curso de la economía mundial en el futuro inmediato, al tiempo que plantea que economías de USA, China, la Zona Euro, Brasil y México registraran una desaceleración que puede ser muy prolongada, en tanto que España entrara en su fase de recuperación para el 2015. Visto así, el panorama de la economía mundial resulta incierto lo que obliga a los diferentes países a proteger más sus sistemas financieros para evitar un colapso bancario global de consecuencias impredecibles. El autor es economista

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