LÍNEAS DE GUERRA
Las remesas
En 2012, República Dominicana recibió US$3,900 millones por concepto de remesas, con un incremento de 7% con respecto al 2011, según consta en el más reciente informe del BID titulado: “Las remesas en América Latina y El Caribe”. El dato confirma el enorme peso de la diáspora en nuestra economía, a pesar de la crisis que afecta a Estados Unidos y Europa. A la luz de este informe, somos el país caribeño que más remesas recibe y el cuarto en toda la región con apenas US$100 millones de diferencia con el tercer país, Colombia. Cabe destacar que, durante 2012 ingresaron más de US$60,000 millones por este concepto, lo que implica un crecimiento de 0.6% en comparación al 2011. Vistas estas cifras, vale preguntarse ¿cuánto de ese dinero se utiliza en la creación directa de empleos? ¿Sirven las remesas para constituirse en una especie de fondo de retiro para nuestros migrantes? ¿Concibe el Estado estos recursos como una posible fuente de financiamiento a proyectos de inversión en empresas familiares? Las remesas es un terreno virgen que, bien orientado, podría convertirse en un pilar activo del sistema productivo nacional. Si desde el gobierno se aplicasen políticas orientadas a estimular la inversión de parte de ese capital en negocios a través de mecanismos de microcrédito habría un triple impacto en la economía: creación de nuevos empleos, incremento del envió de remesas y la construcción de una estructura económica que allanaría el camino del retiro a muchos dominicanos de ultramar. Desde la empresa familiar hasta la creación de cooperativas entre dominicanos residentes en el extranjero además de otorgarle poder económico al dominicano ausente, también contribuiría enormemente a motorizar la salida de la pobreza de cientos de miles de dominicanos. Un plan de esas características, realizado con la participación de la banca privada, en poco tiempo la cifra del desempleo sería llevada a un solo dígito y, quién sabe, si el crecimiento del PIB alcanza los dos dígitos, por un buen tiempo.