ORLANDO DICE...
Grupo de Mejía vs. TSE
CONTRADICCIONES.- Los perredeístas del grupo de Hipólito Mejía deben preguntarse porqué sus jefes insisten en acudir al Tribunal Superior Electoral si saben que el fallo será contrario a sus intereses. Parece masoquismo, pero es algo peor: sadomasoquismo. La reacción de Luis Abinader lleva a una contestación más a fondo: ¿Puede confiarse en la barra de la defensa, hacen sus abogados el trabajo, conducen adecuadamente sus reclamos? Hay abogados buenos y hay abogados malos, y los buenos ganan causas, usando en justicia sus conocimientos y habilidades, y los malos pierden, por carecer de unos y de otras. Torpezas y deficiencias solo llevan al fracaso. Debieran en la próxima, a modo de prueba, contratar a letrados que no respondan a líneas políticas, y que postulen de acuerdo al derecho, la jurisprudencia y la doctrina. Abinader cree que en el país no hay democracia, pues en el TSE debió imponerse la mayoría, sin importar la falta de pruebas o considerar los preceptos y las normas que rigen en la materia... EL TALANTE.- Nadie conoce el ánimo de los jueces del TSE, pero para los perredeístas del grupo de Mejía son subordinados de Leonel Fernández y sus fallos favorecerán a Miguel Vargas. A consecuencia, se creen con derecho al agravio, y los insultan antes del juicio y después que se conoce la decisión. El propósito, por tanto, no es ganar, sino desacreditar al órgano, creyendo que de ese modo su causa se impone y disminuyen políticamente a Fernández y Vargas. Si eso no es estúpido, ninguna otra cosa puede serlo. Debieran alguna vez, e incluso como prueba, cambiar el talante y flirtear con los magistrados, o en su conjunto o de manera individual. Eso, por lo menos, es lo que hacen los abogados que no defienden causas políticas: Buscar su lado. Si al deficiente manejo del derecho se suma el mal humor, no pueden esperarse otros resultados que los hasta ahora conocidos... EL RELAJO.- Los perredeístas que siguen a Mejía deben averiguar por qué sus dirigentes denunciaron la exclusión de seiscientos miembros del CEN y solo pudieron pedir amparo para sesenta y nueve que luego llevaron a ochenta y ocho. No fueron honestos, y mucho menos serios. No solo no hubo seiscientos, sino que tampoco se confrontaron listas. Los perredeístas lo saben, porque su partido es un solar, que simplemente se anduvo por las zonas y regiones anotando a todo el que quiso poner su nombre, cédula y firma. Un ejercicio tonto, por un lado, y una maniobra para poner en apuros al Tribunal Superior Electoral y retrasar la convocatoria del CEN de Vargas. ¿Cómo podía el TSE aceptar, en base al derecho, lo que no era más que chantaje político? Ahora, con el fallo en contra, insisten en que acudirán a la reunión, que fue la proclama primera y que le hubiera quedado mejor si no hubieran puesto al órgano público de por medio. Los guapos son guapos, y hacen las cosas atentos a ellos, incluso sin importar consecuencias... LA VIOLENCIA.- Los seguidores de Mejía que no tienen nada que buscar en los organismos del PRD, y cuyos recursos ante los tribunales resultan fallidos, aun cuando se sienten mayoría, no les queda otra que refugiarse en la calle y con violencia alterar los procedimientos. Provocar una verdadera situación de guerra, y parecen haberlo logrado, puesto que el ministro de Interior y Policía habla del acuartelamiento de los militares y los policías que sirven de escolta a generales y exgenerales afiliados a uno u otro bando. El gobierno se cuida, y se declara con esta acción, neutro, a pesar de los llamados para que enfrente la insurgencia de Mejía y compartes. La intención es realizar una reunión rápida, un ritual más corto que una misa y solo para llenar el requisito de la convención. Sin embargo, se habla de la posibilidad de que después que se tomen las decisiones, se ponga la cinta grabada en la casa del exgeneral José Miguel Soto Jiménez, y en la que Mejía se refiere con desenfado, o malos términos, a dirigentes de su propio grupo. Dicen que son dos horas y pico que valen la pena escuchar...