El otro tribunal

La “orquesta” es maniática con esto de Leonel. En realidad la obsesión no es estrictamente con él, sino con todo el entramado institucional que le perjudica. De aquí que el organismo electoral que regenta los comicios también es embestido, especialmente el presidente de la Junta Central Electoral, con una censura encubierta y estúpida atribuyéndole turbias intenciones, y que gracias a su habilidad y responsabilidad no ha dado su brazo a torcer. La mayoría de los analistas políticos del país llegan a la conclusión que esta súbita fobia con el ex ñ presidente se debe a la envidia y el resentimiento de clase. Así se explica la tirria de esta “gente” que se niega aceptar que la verdad es que quien ha construido este “totalitarismo de poder”, como lo definen con degradante entusiasmo estos mercenarios de la pluma, es el propio pueblo dominicano. Los urdidores de la trama que son un residuo anacrónico del abajismo rabioso se han constituido en el tribunal de la infamia, el mediático, ante el cual ya ha comparecido Leonel Fernández, desde antes de salir del poder (echándole pestes), y que continúa y continuará aún después del primer y segundo desenlace positivo de su situación procesal. Los cálculos más optimistas de muchos juristas del país, es que ha fracasado la farisaica actitud de lograr sus objetivos quienes han querido ganarle esa guerra al experimentado político, mas cuando también ha sido enfrentado el asunto que constituye su tarea fundamental como es la artimaña jurídica, nada más que por el prestigioso juez español Baltasar Garzón. La verdad que estamos ante una clara anomalía de persecución personal que se traduce en querer lograr un déficit de reconocimiento y legitimidad en las personalidades señaladas precedentemente, especialmente el caso del doctor Rosario, quien sigue al frente del organismo que impidió que se llevara a cabo la trama criminal contra el proceso electoral próximo pasado. Con Leonel no han obtenido respuesta tardía, silenciosa y sin el suficiente compromiso político, porque sus seguidores han respondido con rotundidad y a tiempo. Para el caso de la Junta Central Electoral que hubo debelado el papel oscuro jugado por este “tribunal mediático” y su apuesta electoral para desconocer los resultados, esta canalla no está dispuesta a que ante un pasado incómodo que vuelve en el 2016, y ante un terreno a priori nada favorable, no quieren que le sorprenda una nueva derrota electoral con un organismo dirigido por los mismos actores. Pero a esta cacería tampoco escapan la familia del doctor Marino Vinicio Castillo, los históricos dirigentes peledeistas del C. Político, el cardenal López Rodríguez y algunos jueces de las altas cortes. Tanto el doctor Marino Vinicio Castillo como el cardenal López, sus fuertes convicciones despiertan el acoso de ese cinismo mediático que goza de espacio en cierta prensa pestilente. En cuanto a la Junta Central Electoral esta institución sabe qué competencias y responsabilidades debe asumir, y con el apoyo del pueblo sabrá garantizarle más legitimidad y democracia al venidero proceso electoral. La verdad que el poder de exterminio político sigue sirviéndose de la “guerra mediática” como contexto y pretexto para tratar de llevarlos a todos a una suerte de ostracismo político, convirtiéndose esta desesperada carrera en una actitud zoológica más que ideológica. Como se dice en buen dominicano: “comérselos vivos”. Así que no nos asombramos de que esta campaña de tormento siga con más fuerza a medida que se acerca esa fecha que parece una vez más como tiempo de Leonel, porque es parte de gente con una condición humana carcomida por el odio, el resentimiento, la mediocridad y la ingratitud. El camino malo está cerrado definitivamente; el PLD nos ha liberado de su temor.

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