Recuperar la educación ciudadana
Nuestro país requiere poner en marcha un plan de educación que le proporcione al estudiante, a temprana edad, las habilidades necesarias para que puedan realizar un examen crítico al sistema político y a la sociedad en que viven. Una capacidad crítica que vaya más allá de la salida simplista de culpar a la partidocracia gobernante de ser los responsables de los problemas nacionales y de los retrocesos que suceden en nuestro país. Así lo plantea la Carta Magna de forma precisa en su preámbulo, al establecer la cohesión social como fuente legitimadora de la democracia. Sin embargo, aún está pendiente que llevemos estos planteamientos a la práctica. Para ello, es vital el papel del Consejo Económico y Social, como instrumento asesor y consultor del Estado, en lo relativo a la democracia participativa. El Gobierno ha sometido recientemente al Congreso Nacional el proyecto de Ley que regula su funcionamiento y sus atribuciones. El presupuesto participativo, ahora constitucionalizado, debe ser retomado para que retorne el interés de las personas físicas y jurídicas en organizarse para hacer uso de ese importante derecho. La política, la comunicación y la educación deben ser humanizadas lo más posible. Por eso desde el gobierno, tanto el presidente Danilo Medina como quien escribe estas líneas, hacemos todo lo posible para que nuestras actuaciones y comportamientos estén revestidos de humanismo y cercanía con los anhelos de la ciudadanía. Desde el gobierno no tenemos la solución de todos los problemas que afectan a la población, porque esto nunca ha sido, ni es, ni será posible para gobierno alguno, pero siempre transmitimos a las personas nuestro sano interés de solucionar los problemas, actuando siempre con sensibilidad, humildad, sencillez, entrega y amor. Es fundamental que la educación y la comunicación social otorguen un rol más importante a la formación y educación de la ciudadanía, enfatizando tanto en los valores morales y cívicos como en los valores de equidad, solidaridad, dignidad humana y justicia social. Es hora de trabajar en el desarrollo de un individuo más humano y socializado, con un carácter y una responsabilidad moral, que no se enfoque sólo en alcanzar las metas, sino que tome en cuenta también los métodos y formas adecuadas y sanas para alcanzar las mismas. La cohesión social como mecanismo para fortalecer y mejorar la democracia y la gobernabilidad implica un cambio en la forma de actuar de los políticos, pero también implica un compromiso para los actores sociales con el sistema democrático. Estos últimos deben entender que ante los momentos importantes de nuestra vida en sociedad, deben actuar sincronizados con la partidocracia para proponer medidas solucionadoras de los problemas nacionales, en vez de apelar al viejo estilo de actuar como justicieros del sistema. Concuerdo con Adela Cortina cuando señala en su libro “Ciudadanos del mundo: Hacia una teoría de la ciudadanía” que “las cosas no son tan sencillas. Construir una teoría de la ciudadanía que satisfaga los requisitos exigidos por nociones actuales de justicia y pertenencia, una noción de ciudadanía capaz de motivar a los miembros de una sociedad a prestar su adhesión a proyectos comunes sin emplear para ello recursos embaucadores, exige enfrentar un conjunto amplio de problemas, heredados a menudo, y nuevos en ocasiones”. Considero que el primer obstáculo y problema que los dominicanos y dominicanas debemos vencer para construir esa nueva teoría de la ciudadanía, es limpiar nuestras mentes y corazones como paso previo para renunciar a un pasado intrigante que nos desunió y nos enfrentó. Tenemos que asumir los principios y valores supremos esbozados por el constituyente en el Preámbulo de nuestra Constitución, para que todos juntos, dejando atrás el odio, la intriga y la pasión, nos involucremos de manera conjunta en la construcción de un porvenir mejor. La autora es Vicepresidenta de la República.