¿...Y después del 19 qué?

Las cosas del “glorioso PRD” ya dan risa más que pena... En una de sus andanzas dominicales Hipólito Mejía retoma la cantinela del 19 de julio insistiendo en que ese día termina la presidencia de Miguel Vargas en ese partido. En Nueva York se destapa Hatuey De Camps con una mediación que nadie le ha pedido, insistiendo en que Hipólito y Miguel tienen que juntarse sabiendo bien que los planes son otros, donde él figura como actor de primera línea. En tanto, el presidente de la Junta, Roberto Rosario, dice que ese organismo no se inmiscuirá en las actividades internas perredeístas. Es decir, no fiscalizará sus actos, ni de un grupo ni de otro. Los “miguelistas” anuncian oficialmente una reunión del CEN que originalmente se planeó para anteayer domingo y que se ha pospuesto sin fecha, al parecer esperando a ver qué decide el Superior Electoral sobre el recurso de amparo de 60 ex-dirigentes. Miguel Vargas insiste en que la convención se celebrará en febrero y que él seguirá al frente del partido hasta que se le nomine candidato presidencial para las elecciones del 2016. Es la historia sin fin, el cuento de nunca acabar... Mientras, el tiempo pasa, ya sólo faltan dos años y nueve meses para los próximos comicios cuando las encuestas más favorables le dan apenas un 20 por ciento de simpatías al principal partido de la oposición... Y el PLD con tres períodos consecutivos en el poder, navegando solito, viento en popa y a toda vela. La maldad de HatueyTal vez hasta coincidieron en la hora al momento de dar sus declaraciones, pero Hipólito y Hatuey andan extraviados en sus planteamientos, nada raro en esos dos toros de Miura de la política estrafalaria dominicana. Hatuey volvió a su discurso de una reunificación que él mejor que nadie sabe imposible. Porque lo que han hablado es sobre otros planes: Que él, Hatuey, fusione su pequeño PRSD al PRD y asuma la presidencia de su viejo partido a partir de la proclamación de Miguel como candidato presidencial el próximo año. En eso fue que quedaron antes de irse a Nueva York en viaje íntimo y familiar. Y a su regreso esta semana retomarían ese proyecto para discutir los detalles y la forma de integración de su gente a un PRD reinventado en una alianza con otras fuerzas para un frente opositor. Prefirió remover la herida perredeísta y abrir una posibilidad que sabe bien no podrá fructificar mientras Hipólito y Miguel aspiren a la misma posición: la candidatura presidencial. Miguel tiene la gran ventaja de que está en posesión del partido mientras Hipólito está legalmente expulsado. Pero la maldad de Hatuey flotó en Nueva York hasta llegar a la isla: “Hipólito tiene más gente que Miguel... Pero Miguel tiene el partido”. ¡Veneno puro...! ...Pero verdad de a puñoNadie en sano juicio duda que Mejía conserva popularidad en el electorado. Aunque sus fuerzas lucen menguadas por sus desaciertos después de las elecciones, Hipólito tiene carisma y penetración en sectores de la sociedad susceptibles de dejarse atraer por un discurso barriobajero que nada aporta pero agrada al oído sin ninguna formación mayoritario en nuestro medio. Sin embargo, a esa fuerza bruta que se hizo sentir el 27 de enero en el asalto a la Casa Nacional, se ha impuesto el sosiego, buen juicio y parsimonia de Miguel Vargas, que sin violar el debido proceso ha enjuiciado disciplinariamente a Mejía y a sus seguidores hasta dejarlos fuera del partido. No importa cuán altos sean sus gritos de batalla, la verdad es que Hipólito y su gente han quedado fuera del PRD, “por lo menos hasta nuevo aviso...” Para el 19 de julio faltan apenas diez días y aunque Hipólito ha dicho que Miguel “e’pa fuera que va”, eso no pasa de ser una copia del lema que lo echó del poder en 2004. Los perredeístas se arreglarán, como siempre: cuando desciendan sus egos. Pero están olvidando el viejo refrán: ... ¡Cuando lleguen los sombreros no quedarán cabezas...!