SONDEO
Puso el oído
Un gobierno que escucha y que es capaz de rectificar, es un gobierno que puede librarse de muchos ruidos y errores que, por irritantes en la población, eventualmente terminan erosionando su imagen. El presidente Danilo Medina ha dado muestras de que posee la inteligencia y la sensibilidad debidas para captar e interpretar correctamente las señales populares, y lo acaba de reiterar al disponer que se aplace el cobro ñimpopular por lo desproporcionado que esñ del 1% del valor del vehículo como impuesto para circular. Esa “posposición” ñsin que se aspire a que el aumento termine en un zafacónñ debería ser un primer paso para que el gobernante reconsidere y recomiende al Congreso una modificación a la pieza impositiva que la hagan más razonable y práctica y, por ende, menos traumática. Sí, porque la pieza ñpartiendo de que hay que tributar y de que el que más tiene debe pagar másñ puede ser mejorada, para que cumpla con el objetivo recaudatorio oficial, pero sin que haga los daños que se prevé como está al ciudadano y a la economía del país. Por ejemplo, a un dueño de vehículo de “lujo” que pague 2 mil 200 de placa (y que ya pagó el arancel que a Aduanas se le ocurrió y para circular paga un montón de impuestos que hacen más caros los combustibles) no le sería gravoso que le llevaran de tres mil quinientos a cinco mil pesos o quien sabe, pero nunca ensañarse y fijar montos desproporcionados, como los que figuran en la pieza cuya aplicación fue “pospuesta”, pero que sigue vigente. Esto va, particularmente, a la atención del presidente Medina, el estadista y político con éxito, que con el intento de rescatar las tierras tomadas irregularmente en Bahía de las Águilas; con la disposición de que no se cobre el “anticipo” a las Pymes (por perjudicial e injusto, debe generalizarse), y ahora al instruir para que se posponga el impopular aumento a las placas para la circulación de los vehículos, el jefe del Estado da grandes muestras de tener un sentido práctico que, para nada, tiene el recaudador (éste no hace la ley, pero no tiene hiel para cobrar), que más que “poner el oído en el corazón del pueblo”, presta oídos sordos al golpeo a la clase media y las quejas de la población. De una cultura de no querer pagar, no debe irse al extremo de ponerle “un pie en el cuello” al pueblo (material del martes).