Tiempo para el alma
“No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos”. Mt. 9:12. Si piensas que eres tan pecador que no mereces pisar una Iglesia, si tu pasado te pesa tanto que no te perdonas y por lo tanto crees que no mereces el perdón de Dios, si tus pecados te tienen anclado, si buscas en tu “hoja de vida” razones para no abrir tu mente a la posibilidad de un cambio a través de la fe, debo decirte que estás equivocado. No tiene sentido que solo “los buenos” busquen de Dios. ¿Cómo salvaremos nuestra alma si no damos ese primer paso para ir a los pies del Señor a recibir su amor y su perdón? Los evangelios muestran que Jesús rechazaba a los hipócritas y se desvivía por tender la mano a los pecadores despreciados que buscaban una oportunidad: a una mujer de cuestionada reputación, como María Magdalena; a publicanos recaudadores como Mateo y Zaqueo; a un perseguidor de cristianos como Saulo... Mi querido lector, debo decirte que si te consideras inmundo y te duele “eso” que eres hoy o “eso” que has sido, estás en el momento perfecto para ir a la fuente de vida que es Jesús. La decisión es sólo tuya.