PUNTO DE MIRA
Hatuey PRD otra vez
En estos días en que las marejadas internas sacuden al barco perredeísta y los crujidos hacen presumir un quiebre del maderamen, se otea en el horizonte la recontratación de un marinero que conoce la embarcación porque la ha capitaneado en temporales similares ya que incluso, en uno de esos quites de la mar, fue arrojado fuera de la borda. Hatuey Decamps sabe navegar el mar proceloso. Su nombre se alza por encima de la borrasca. Su enfrentamiento con Hipólito Mejía, que era presidente de la República y buscaba la reelección a cualquier precio, le costó a Hatuey la expulsión del colectivo que ayudara a construir. La figura de Hatuey se avizora para detectar los presagios. Él es experto en negociaciones. Se le menciona como candidato de Miguel Vargas Maldonado para presidente del partido blanco. La intención de MVM no gusta a muchos de su bando. Alegan que está varado en el pasado y carece del discurso para encantar a los nuevos electores. También hay miedo a perder los galones alcanzados durante su ausencia. Él no viene solo y hay que ceder posiciones a sus oficiales. El arquitecto del PRD actual, José Francisco Peña Gómez, proclamó que quienes retornaban a su partido recobraban sus rangos. Su palabra era jurisprudencia. Volverán al CEN muchos del toro negro, Hatuey tiene que estarse diciendo qué sabía el discurrir de la pugna. Conoce las partes enfrentadas y las bases en las que soportan. También que las purgas internas son parte de la dinámica existencial. El mar de fondo no le es desconocido. Aunque lo niegue, este es su partido. Entiendo que MVM ha lanzado una red de excusas para atrapar de nuevo al cacique del pasado. Se entendió que Decamps dio un traspié cuando retornó como aliado de campaña con Hipólito Mejía, pero la política tiene medicamentos milagrosos que curan heridas, borran huellas, y provocan amnesia. La ausencia del otrora dirigente blanco provocó una disminución en su valor de mercado, pero repuntará en el nuevo anaquel donde será exhibido, como general de las glorias pasadas, y así contrastará el arsenal de viejos robles que tiene Mejía. Decamps muchas veces ha ido por la acera contraria de Hipólito, no obstante ser cuña del mismo palo.