¡Son haitianos...!
Los hijos de los haitianos ilegales que nacen en la República Dominicana no son dominicanos. Pero tampoco son apátridas... ¡Son haitianos! Eso es lo que establecen la Constitución y las leyes dominicanas, y es lo que tienen definitivamente que entender la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos, la Acnur, el Pnud y todas esas siglas y Ongs que andan por ahí poniendo a nuestro país en las cuatro esquinas. Como también deben entender que la Constitución haitiana reclama como suyos a esos ciudadanos que nacen de padres ilegales en República Dominicana, y que consecuentemente no pueden ser apátridas porque apátridas son sólo aquellos ciudadanos que no tienen patria. Y ese no es el caso. Pero aún si lo fueran, tampoco está la República Dominicana obligada por ningún estatuto a asumirlos como ciudadanos nuestros, con todas las prerrogativas que eso implica. Porque a nosotros nos rige la Constitución dominicana. Y nuestra Constitución no hace tal concesión. Esos organismos multilaterales conocen muy bien esa realidad. Lo que pasa es que ni quieren ni les interesa entenderlo... Y mucho menos aceptarlo. Por eso prefieren emular a Joseph Goebbels, el infame ministro de propaganda del Tercer Reich: “¡Miente, mienteÖ que algo queda!”. Como también les resulta más conveniente financiar o facilitar el financiamiento de una serie de grupos de la llamada sociedad civil para que repitan que en este país se discrimina y se maltrata a los haitianos. Prefieren poner a esa gente a cobrar mucho dinero para que repitan que este es un Estado racista que niega el derecho de nacionalidad a los haitianos por el color de su piel; para inventarse una supuesta desnacionalización de miles de dominicanos de ascendencia haitiana, y con ese invento crear el grandilocuente estribillo de “genocidio civil”. Hasta a un organismo para manejos de refugiados, como el ACNUR, lo tenemos por aquí ---en un país sin refugiados--- organizando seminarios de “apátridas con patria”, con la grave complicidad de funcionarios del Estado. Pero todo lo que dicen es una vulgar mentiraÖ Porque en la República Dominicana no se están tomando acciones que condenen a dejar sin patria a ningún ciudadano. Primero porque apátrida, según la Convención sobre el Estatuto de los Apátridas de las Naciones Unidas, es una persona a la que ningún Estado considera destinataria de la aplicación de su legislación. Y la Constitución de la República de Haití, en su artículo 11, establece que son haitianos todos los nacidos de padre o madre haitiana que al momento de su nacimiento no hayan renunciado a su nacionalidad. Tampoco se ha desnacionalizado a nadie. Porque el concepto constitucional sobre la nacionalidad que prevaleció desde 1929 hasta el 2010, si bien incluía la figura del jus solis, establecía excepciones para los hijos de diplomáticos y ciudadanos en tránsito. Y a raíz de un recurso de inconstitucionalidad elevado por el Servicio Jesuita para los Refugiados contra le Ley de Migración, la Suprema Corte de Justicia dictó el día 14 de diciembre del año 2005 la sentencia número 9, rechazando el recurso contra la ley 187 y estableció de paso una interpretación definitiva sobre el alcance del jus solis. A partir del 26 de enero del 2010, la Constitución Dominicana acopió esa jurisprudencia. Y en el artículo 18 numeral tercero, exceptúa del derecho a nacionalidad por el jus solis a los hijos de extranjeros que residan ilegalmente en territorio dominicano. Pero, además, el constituyente tomó una importante previsión en el artículo 277, estableciendo lo siguiente: “Las decisiones judiciales que hayan adquirido la autoridad de la cosa irrevocablemente juzgada, especialmente las dictadas en ejercicio del control directo de la constitucionalidad por la Suprema Corte de Justicia, hasta el momento de la proclamación de la presente Constitución, no podrán ser examinadas por el Tribunal Constitucional y las posteriores estarán sujetas al procedimiento que determine la ley que rija la materia”. Con lo que quedó definitivamente resuelto el tema del otorgamiento de la nacionalidad por el “derecho de suelo”. Y eso, constitucionalmente, es imposible de cambiar. Ni siquiera con toda la presión que los fondos extranjeros puedan pagar. Por tanto, los haitianos nacidos en el país siendo hijos de padres haitianos indocumentados no son dominicanos ni son apátridasÖ Son haitianos reclamados por su Constitución. Y mienten quienes dicen que ese concepto se está aplicando con retroactividad. Pero, definitivamente, esos fondos internacionales son cuantiosos... Y alcanzan para pagar muchas mentiras. ¡Que de tanto repetirlas, pretender convertir en verdades!