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DE LA MISMA TINTA

“Dime qué refrán usas y te diré quién eres"

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Franz B. Comarazamy F.Santo Domingo

Si algo sobrevive a la modernidad y los tiempos convulsos que caracterizan a esta segunda década del Siglo XX son los refranes y proverbios. En la idiosincrasia del dominicano ñcomo sucede con otros países latinosñ no falta esa forma de comunicar tan peculiar que nos distingue. ¿Quién no ha utilizado esas frases para expresar picardía, moraleja, intimidación o doble sentido? Y ahí sí que no importan las clases sociales, o si somos del campo o la capital. Seguro que entre los que más incorporamos a nuestro lenguaje diario están “A caballo ‘regalao’ no se le mira el diente”, “Buena es el agua y nos la bebemos”, “Más vale malo conocido que bueno por conocer”, “Quien siembra viento, cosecha tempestades”, “Es más la sal que el chivo”, “Hambre que espera ‘jartura’ no es hambre”, “El corazón de la auyama sólo lo conoce el cuchillo”, “No dejes camino real por vereda”, “Para gustos se hicieron los colores” y otros que forman una larga lista imposible de reproducir en este espacio, pero que asoman en nuestra vida cotidiana cuando menos los esperamos. No importa si son portadores de falsas creencias y mitos, o si aluden a una cosmovisión un tanto reduccionista ñcomo plantean algunos autoresñ del folclor y la identidad dominicana. El caso es que los refranes y proverbios siguen ahí, como parte de nuestras relaciones sociales y humanas, manteniendo vivos el imaginario social y la tradición oral colectiva. A veces son de una verdad tan contundente, que no hace falta decir más nada, como el que reza “Madre hay una sola”, por supuesto, la mía, pues a buen entendedor...

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