En la diana

Primer tiroLos préstamos al sector privado en moneda nacional al sector privado repuntaron en el mes de septiembre, lo cual evidencia los efectos iniciales de las reducciones de la tasa de interés de política del Banco Central. Pero hay que tener en cuenta que mientras más se prolonga la indefinición de los contenidos de la reforma fiscal y del presupuesto del 2013, mayores serán las posibilidades de que se posterguen algunas de las acciones de consumo e inversión que buscan fomentar las medidas previsoras de política monetaria del Banco Central. A pesar de su flexibilidad negociadora, el Gobierno debe tomar en cuenta que el consenso es muy difícil, pues no existen impuestos neutros, y que sus efectos en los precios o en la asignación y distribución de recursos son inevitables. Y También debería tomar en cuenta que el déficit con que se formule el presupuesto del 2013 podría tener una importante influencia en el estado de las expectativas de la sostenibilidad fiscal y en el nivel esperado de actividad económica. Segundo tiroEs importante hacer más esfuerzo para explicar la situación de la deuda pública, pues aunque los indicadores de la situación y la sostenibilidad fiscal registren un deterioro al cierre del año, quizás sea conveniente tomar en cuenta que muy probablemente todavía dicha situación esté muy lejos del punto de una crisis fiscal, definida esta como una situación de insolvencia en la que el Gobierno se vea obligado a una cesación de pagos o a una reestructuración forzada de la deuda pública. Con un déficit consolidado del 8.3% del PIB, un crecimiento de 4.5% y una inflación de un 4%, la relación entre la deuda pública total y el PIB se mantendría inalterada. Pero lo que no se informa no se puede conocer, y por eso es muy importante publicar y también explicar los planes mediante los cuales el pacto fiscal y los presupuestos plurianuales mantendrán la senda de la sostenibilidad de la posición fiscal. Tercer tiroAfortunadamente ya algunos economistas independientes reconocen que un presupuesto orientado a reducir el gasto y el monto de la deuda pública es, por definición, recesivo. Tal posición es afortunada pues la misma permite que estos economistas y la población en general entiendan la necesidad de un acuerdo de tipo Stand By con el FMI, pues para que el Banco Central pueda contrarrestar ese efecto recesivo con una mayor flexibilización monetaria que no provoque presiones inflacionarias y devaluatorias indeseadas, es necesario asegurar el apoyo de dicho organismo mediante financiamientos directos a la balanza de pagos, y facilitando otros préstamos y desembolsos de apoyo presupuestario de los demás organismos multilaterales. Una crisis fiscal podría ser descartada, pero hay que fortalecer el marco macroeconómico, y aunque los fundamentos de la estabilidad no se han erosionado, la misma se puede mantener sin sacrificar innecesariamente el nivel de actividad y empleo.

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