¿Hasta cuando?

El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez ha pedido la implementación de una gran campaña nacional para enfrentar el drama de los feminicidios y la violencia intrafamiliar. Seis muertes en solo tres días que engrosan una lista de más de 125 fatalidades en lo que va del año, indican la existencia de un problema muy grave. La sociedad ha visto con impotencia como y pese al esfuerzo de las autoridades, los casos siguen sucediéndose y se multiplican los cuadros desgarradores de familias destruidas donde en ocasiones la muerte no solo alcanza a la mujer sino que también llega hasta los hijos e incluso al propio perpetrador. Ya el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, había externado que ante los hechos se hacía urgente el rediseño de una estrategia para combatir el flagelo con mejores resultados. Es obvio que se trata de un asunto complejo que involucra lo legal y lo social pero sobre todo la mentalidad colectiva, que en el caso de algunos hombres, evidencia claramente que está enferma. El carácter multifactorial del problema exige de soluciones multisectoriales pero debidamente coordinadas y en una misma dirección para que no se disperse el esfuerzo. Una modificación del Código Penal que tipifique el delito y endurezca el castigo, conjuntamente con un mayor respaldo (logística) del ministerio público a las denunciantes no puede esperar más. Solo que al margen de las medidas reactivas, hay que implementar políticas de concienciación para que la población entienda la gravedad del problema y nos aboquemos a construir una cultura de convivencia con mayores niveles de tolerancia y mejor administración del enojo y la ira, entre otros factores. De ahí la importancia de la reflexión del también presidente de la Conferencia Episcopal Dominicana y Arzobispo de Santo Domingo cuando pide aunar y coordinar esfuerzos entre los distintos medios de comunicación, las iglesias, las instituciones de servicios a la mujer y las redes sociales para yugular una realidad que nos abochorna como nación y nos acerca peligrosamente a los animales... y ni siquiera a todos.