PANCARTA
Un gobierno atrapado, sordomudo y sin futuro
Decían con cierta razón que el gobierno de Danilo Medina viajaba “en coche”, sin oposición y con un coro de voces a su favor. Pero el gobierno ha sufrido su primera caída; de mala manera. Es que nació malogrado, seropositivo. Sus jefes no ignoran ese mal de origen. ¿Qué criatura gubernamental podía nacer de la OTAN morada? Ahí están sus rostros simbólicos con abiertas cicatrices provocadas por sus malas artes. “Son los mismos” es una consigna de pésima recordación que el gobierno ha reivindicado con el gabinete dominado por la OTAN morada como expresión del gobierno anterior. Eso explica el naufragio a priori de la pretendida tregua. La falta de delicadeza se hace patente y latente con personajes autopensionados recompensados con sumas millonarias, o reafirmados en sus funciones sin renunciar a los ingresos extras. El gobierno establece que “la realidad se impone” para reclamarle sacrificio a la población, pero reacciona como un sordomudo ante el reclamo de que identifique a los culpables de aquellos vientos que trajeron este fango. Es un irrespeto invocar austeridad mientras se mantienen groseros privilegios y el abuso del dinero público que disfruta el enclave de la OTAN morada, lo mismo que la gente del barrilito. Este gobierno nació hipotecado por la fosa que cavó la gestión precedente, que se “tragó el lucio” con fondos presupuestarios para hacer campaña sin factura, pero con fractura de la ética. Como el gobierno emergió atrapado por esa fosa financiera, carece de voluntad política para poner las cartas sobre la mesa. Medina elude identificar las cosas por sus nombres respecto al déficit que duplica el monto de los agujeros bancarios porque ese es el Estado vencedor que lo llevó al poder. Peor aún, se vale de un personaje ignominioso que intenta justificar una reforma a costillas de la población que refuerce el blindaje de fortunas acumuladas en base a los recursos públicos. Hay consenso en que vienen consecuencias y derivados devastadores al implementarse una reforma que castra el futuro del gobierno de Medina. Sin amilanarse por lo que le viene encima al pueblo dominicano, el autor de esta columna rechaza el pesimismo que atrapa a quienes dicen que habrá OTAN morada “in saecula saeculorum”. De peores situaciones y más fieros adversarios el pueblo ha salido airoso.

