SONDEO
Trago y trauma
Las expectativas de que con una “reforma integral“ el país resolvería el déficit fiscal, garantizaría la sostenibilidad de su economía y hasta pudiera llevar a que algunos impuestos bajaran o, incluso, fueran eliminados, sencillamente se han desplomado. En verdad, y en eso tiene razón y da en el clavo el presidente Danilo Medina, lo que se perfila tras la presentación del proyecto de reforma fiscal a representantes de distintos sectores en Palacio es un trago amargo y traumático para el jefe de Estado, y para todos. La esperanza de que algo vital como los alimentos no fueran gravados ñy señalado como ”materia intocable” por Medina a Pepe Abreu y a otros comisionadosñ duró poco. Y es que aunque tenga razón el Presidente, que obligado por la realidad y las circunstancias apela “al sacrificio y la comprensión de todos para poder reencauzar el desarrollo”, la propuesta de llevar el ITBIS del 16 al 18%, aplicar un 10% a la TV por cable, un 10% a las zonas francas, un 1% al valor del vehículo, (¿) por derecho a circulación y la intención de “entrarle” al ahorro de la gente, entre un largo listado en la mira, todo esto lleva a que ni un solo sector económico o social del país quede libre de sobresalto o de gran pánico. Por más que se dore la píldora, la reforma ñque es obligatoria, y todo el mundo lo sabe, aunque no apruebe los alcancesñ es dura y dejaría sus secuelas. Por lo pronto, nada despinta que sea inflacionaria y que, como consecuencia, las clases que resulten más afectadas, como casi siempre, sean la media y la menos pudiente. Eso sólo, que ni es equitativo ni es prudente en este momento, contraría o distrae los planes, las intenciones y los propósitos de Danilo desde el gobierno con respecto a la pobreza y a los pobres de su país, un buen porcentaje de los cuales le dieron los votos en mayo y el poder en agosto. (De ahí que se entienda su proclama de que para él la reforma fiscal ofertada resultaba “un trago muy amargo”). Y habría que estar en sus zapatos, partiendo de que a ningún gobierno (y menos comenzando su gestión) le conviene subir o aplicar nuevos impuestos, que siempre resultan odiosos. En el caso de Medina, con alta aprobación en pocos días en Palacio, hay que pulir, repulir y llevar a la realidad el plan de reforma propuesto, para que el costo político sea el mínimo y la bien ganada “luna de miel” le pueda durar más (¿).

