Esto anda mal

El país cada día anda peor. No es asunto de percepción, ni opinión de personas críticas. Se trata, sencillamente, de una triste realidad que nos golpea, con la que encontramos cada mañana al levantarnos. Todo anda mal. Anda mal la Junta Central Electoral que cada día suma un ingrediente para que la ciudadanía sienta más suspicacia ante sus actuaciones y contrario a la costumbre, que un problema borra otro, en esta institución se van acumulando. Anda mal la salud con este tema de los implantes con sustancias dañinas, la tardanza para entregar los difuntos a sus deudos y el hacinamiento de parturientas en las salas maternales. Anda mal la justicia por la forma alegre en que aplica multas y medidas de coerción a los que tienen con qué pagar y envía a la cárcel a los desamparados. Anda mal la televisión con la serie de programas insípidos e inmorales que bombardea sin que ninguna institución le ponga coto a la situación. Anda mal la economía, que según las cifras del Banco Central es próspera, mientras los ciudadanos estamos en peor situación, enfrentados a una escalada alcista que no sabemos cómo enfrentar. Anda mal la cultura, con la amenaza de cierre por quiebra de las escasas librerías que tenemos. Anda mal la educación, cuyos problemas no se resolverán con la presentación de informes tardíos. Anda mal el tránsito, porque AMET, en vez de hacer cumplir la Ley, se ha convertido en una oficina Asistente de la Dirección de Impuestos, mientras los ciudadanos vemos cómo pisan las líneas peatonales, cruce de semáforos en rojo y motores y camiones por túneles y elevados. Anda mal la prensa por el innumerable grupo de periodistas que venden su opinión, olvidando su deber de ser veraces y orientar a la población. Este país se ha convertido en una caricatura grotesca en el que no se respetan las instituciones, con una justicia medalaganaria, del que se han adueñado la violencia, la corrupción, la falsedad y la mentira. Estamos trillando un camino peligroso con un final incierto. ¡Despertemos!