La riqueza de sonreír

“El corazón alegre hermosea el rostro”. (Prov. 15, 13) La alegría interior se hace presente a través de nuestras posturas, nuestras palabras, nuestra mirada. “El mundo es como un espejo. Si le ponemos mala cara nos devolverá mala cara; si le regalamos sonrisas, nos devolverá un rostro feliz y agradecido”. (H. Samuels) “La sonrisa la luz del hogar y la calefacción del corazón”. (B. Johnson) Tiene mucho más valor una sonrisa tranquilizadora que mil palabras sofisticadas. Por esto, vale la pena que hoy muestres a todo el mundo un rostro alegre, una mirada serena y un talante cordial. Es tu escaparate, tu ventana abierta, tu mejor publicidad. Recuerda que lo que, de verdad, proporciona sentido a la vida, lo que menos cuesta y más vale, es una sonrisa agradable y agraciada. Acompaña esta bella sonrisa con una mezcla de bondad, cortesía y ternura, y se te abrirán todas las puertas. La fortuna llama siempre a la puerta del que se apresta a sonreír. Después de todo “cabe considerar que en nuestro mundo, tan sólo hay tres cosas de valor: Ser buenas personas, hacer el bien y manifestarlo con una plácida sonrisa”. (Hawks)