La memoria del corazón
No nos explicamos como un ex militar de carrera que ha permanecido más de 30 años de servicio en las Fuerzas Armadas pueda olvidar de soslayo dos de los principios fundamentales que a muchos nos inculcaron en nuestros hogares, y a todos nos recalcaron en las Instituciones Armadas, como son: La Lealtad y El Honor. El militar en retiro quien goza de todos sus derechos constitucionales, hace un alto en su vida, y cuelga su uniforme, el cual suponemos, llevo con orgullo defendiendo los más altos intereses de la Patria. Esta nueva “circunstancia” de nuestras vidas apartada de los cuarteles, no debe ser óbice para olvidar principios fundamentales que nos han regido por tanto tiempo. El filosofo y escritor José Ortega y Gasset decía: “El hombre, es el hombre y sus circunstancias”, un concepto que podríamos estar de acuerdo o no. Creemos, que hay valores y sentimientos en el ser humano que debemos mantener, aunque las circunstancias no nos sean favorables en cualquier momento de nuestra existencia. Si analizamos esta postura desde el punto de vista de los valores como son la Lealtad y el Honor, sin pretender elevarnos a la altura del pensamiento de la figura, estaríamos en total desacuerdo con el escritor, afirmando categóricamente que “Las circunstancias no deben hacer cambiar al hombre”, sobre todo en países como el nuestro, donde la falta de lealtad y honor de nuestros hombres y mujeres está deteriorando nuestra sociedad. La Real Academia Española define la Lealtad como: “cumplimiento de lo que exigen las leyes de fidelidad y las de honor y hombría de bien”, y el Honor como: “aquella cualidad moral que nos lleva al cumplimiento de nuestros deberes, respeto al prójimo y de nosotros mismos”. El hombre de honor es capaz de perderlo todo para mantener sus principios, y enfrenta el peligro en cualquier circunstancia en pro de sus ideales. Es aquel que no traiciona ni a su Patria, ni a sus grupos, tampoco a sus amigos, prefiere morir antes que vivir sin honor o ser tildado de traidor. La Lealtad y el Honor son valores que están en vía de extinción en nuestro País; vemos a cada día como hombres y mujeres traicionan sus ideales, sus empresas, sus instituciones, sus amigos, sus familias y hasta su País. Este síndrome no tiene que ver con estratos sociales pues tanto pobres como ricos ambicionan cada día más, y si es necesario “venden su alma al diablo”, sin importar traicionar, robar, atropellar, arrastrarse, o levantar calumnia, para lograr sus objetivos. Los dominicanos debemos hacer esfuerzos mancomunados para desenmascarar a estos individuos, quienes actúan como cáncer silencioso haciendo metástasis en nuestra sociedad. El que carece de lealtad y honor no tiene compromiso con nada ni nadie, solo actúa de acuerdo a las “circunstancias” del momento, dándole la espalda a aquellos que en un momento de su vida lo acogieron y lo protegieron. Hoy nos sentimos sumamente orgulloso de formar parte del Proyecto de Militares y Policías Retirados que apoyamos las aspiraciones presidenciales del Presidente Hipólito Mejía, donde todos sus integrantes han mantenido uno de los sentimientos más puro que Dios ha dado al hombre:“el del agradecimiento”. Mi Abuela paterna, Esthervina Oviedo (Mamá Esthervina), una azuana “tira piedras”, mujer de poca instrucción académica pero de gran formación hogareña y conducta intachable, decía: “El malagradecido es un mal nacido y si volviera a nacer, malagradecido ha de ser”. El autor es mayor general piloto (r), FAD.