ORLANDO DICE

Intríngulis en el PRD por la no incorporación a la campaña

EL RESULTADO.- Entre los juzgamientos que Dios y la historia deberán hacer de los perredeístas contrarios a Miguel Vargas, hay uno que llama poderosamente la atención. Lo primero es que intriga, lo segundo que luce anómalo y lo tercero aparenta sutilmente perverso. Pero está en el documento público y forma parte de la respuesta a Hipólito Mejía. Habla de quienes “pactaban en secreto intercambiar posiciones en desmedro de senadurías ganadas legítimamente por nuestros compañeros”. Se recuerda que el PRD no tiene un solo senador y que el PLD consiguió treinta y uno. El treinta y dos corresponde al PRSC. Es decir, que los perredeístas, que son muchas veces los reformistas, no lograron un senador, en tanto que los peledeístas cargaron con el santo y asombrosamente se llevaron la limosna. Todavía el PLD no tiene explicación para esa hazaña, y mucho menos el PRD justificación de ese atroz descalabro a nivel de provincia. Lo justo era que uno y otro, al conocerse esa contabilidad, hicieran sus cálculos y encontraran las razones para dicho resultado... LOS RENEGADOS.- El punto resulta inquietante, pues se le presenta como uno de los tantos agravios del sector de Hipólito Mejía al de Miguel Vargas. Y hay que preguntarse a qué viene ahora esa afrenta si no fue dilucidada en su momento y quedó como uno de los tantos imponderables de las elecciones del 2010. Incluso, debe preocuparse el bando de Mejía, ya que si esas manipulaciones fueron posibles, quien quita que se repitan ahora en su perjuicio. Si la circunstancia se hace apremiante, y aparecen los recursos, y se aplican con la misma eficiencia, los resultados no pueden ser otros que un PLD ganando en treinta y una provincias. Ya se sabe por dónde es que le entra el agua al coco, y hay agua, y hay coco, y solo depende del interés y la voluntad del coquero. O se aclara el misterio, cantándose sus verdades, o se llega a un arreglo, con olvido y perdón incluidos, o se corren los riesgos, y lo peor, se pagan las consecuencias. La venganza como una flecha está en el aire y los indios tienen pinturas de guerra. Y por lo visto, no solo Jerónimo es un renegado... LA MONEDA.- ¿Qué se pretende con recordar estas situaciones que debieran ser parte del pasado? ¿Por qué se las trae a colación ahora? Evidentemente negar autoridad moral a las quejas de la campaña por la no incorporación oficial del sector de Miguel Vargas. Ni más ni menos que lo que hizo éste en las congresuales y municipales del 2010. Le están pagando con la misma moneda en las nacionales, cuando se supone que debe doler más. O como si realmente quien ríe de último, ríe mejor. Una especie de memoria contra olvido. No solo no hizo campaña a favor de los candidatos congresuales y municipales del PRD, sino que se le cita disminuyéndolos, diciendo que no daban ni para alcaldes pedáneos. Pero tampoco defendió su causa en los recursos que fueron elevados ante la Cámara Contenciosa y el tiempo lo ocupó en adelantar la campaña interna y posicionarse para la convención. Si no fue doliente en aquel entierro de familia, que no se queje ahora que lo dejen solo velar su muerto. La política, lo reitero ahora, no tiene entrañas. ¿Por qué solo esperar nobleza de los otros?... LOS PECADOS.- No obstante, y a pesar de todas sus implicaciones, fueron peccata minuta, pecados de familia. Si los candidatos eran en su mayoría de la tendencia de Miguel Vargas, era él quien debía apoyarlos, pues no hizo el reparto más equitativo. Hipólito Mejía más o menos se resignó y le puso al mal tiempo buena cara. Aprovechó el descontento de los aspirantes fallidos y alcanzó un éxito inesperado. Hasta ahí, todo bien. El problema es ahora cuando se denuncia a posteriori a quienes “pactaban en secreto intercambiar posiciones en desmedro de senadurías ganadas legítimamente...”. Al saberse que el voto de los peledeístas fue clave pero no decisivo en determinadas demarcaciones, en que los perredeístas o se guardaron o hicieron apuestas equivocadas. Mejía y los suyos sabrán hasta donde se comprometieron, pero ñen todo caso ñ deben prepararse para lo probable, para lo posible. Si Vargas se queda tranquilo, recogido, aprovechando las ocasionales cuotas en los poderes públicos, la campaña tendrá su justo desempeño. Si no, lo correcto es darle la boca ahora...

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