“Dios lo da y Dios lo Quita”

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Silvio Herasme PeñaSanto Domingo

Dios nos puso en el planeta, Dios lo dio, pero aún no ha llegado el momento de que nos lo quite. Eso de que “Dios lo da y Dios lo Quita” es una expresión bíblica atribuida para explicar el fenómeno de Job. Dios le dio riquezas y una familia de numerosos hijos, pero el patriarca se mantuvo respetuoso de Dios y logró que la Divinidad lo premiara con nuevas riquezas y hermosa familia, después sufrir todo tipo de flagelos sin renunciar a su fé. Los religiosos lo definen como una experiencia de la presencia de Dios sobre todas las cosas que cosechamos a lo largo de nuestras vidas. Pero hoy en día muy pocas personas razonan en ese sentido. Si reciben riquezas no quieren que Dios intervenga en lo suyo. Son pícaros, insumisos y desafiantes. Tenemos ejemplos de sobra en estos días, tanto personas o Estados que se imponen sobre todo lo que creen les pertenecen. Los políticos son una clase especial: ó ignoran el mandato bíblico porque consideran que la sociedad es suya y maquinan de toda suerte que se convierten en centro de todas las decisiones, olvidando que todo su poder ha sido concedido para que conduzcan un proceso de progreso y bienestar para todos. Los de arriba y los de abajo. Lo que vemos hoy es un fenómeno extremo de avaricia y desenfreno. No vemos humildad en lo que respecta a producir bienestar social. Ni siquiera el “pan de la enseñanza” es democrático, porque hoy descubrimos que el 13% de nuestra sociedad no sabe ni leer ni escribir. Que más del 30% vive con los ingresos mínimos, con menos del equivalente de un dólar para sufragar sus gastos diarios. A unos se les ha quitado todo y otros se le ha negado todo. La educación más ineficiente que eficiente, o no abarca a todos los niños, o simplemente aprenden a escribir sus nombres y son incapaces de leer correctamente y muchos no conocen el significado de las palabras con un nivel de comprensión de la lectura simplemente insignificante. Y eso que hace 50 años fue ajusticiado el “benefactor de la Patria” que confundió al país con un establecimiento personalista y suyo. ¿Cuál ha sido el pensamiento que ha primado en esta nación en donde los políticos no asimilaron ñpor ejemplo- la experiencia de otra nación como Costa Rica --solo para citar un caso- que pudo instruir a su población cosechando valores cívicos que ha sido ejemplo en toda la región del Caribe y Latinoamérica?. Los estadistas, que deben ser los rectores de la población, han incumplido la Ley que destina sabiamente el 4% del Producto Interno Bruto (PBI) a la educación. Es cierto que es un logro el reparto diario del desayuno escolar a los menores que asisten a los distintos centros escolares. Pero no hay aquí un sistema de supervisión de asistencia a clases como incluso en la Era de Trujillo. Yo recuerdo una vez que no pude ir a la escuela porque tenía fiebreñsiendo yo muy menor - a media mañana se presento García -el policía escolar, a indagar con mi madre las razones de mi ausencia. Ahora, hasta donde yo sé, eso ya no existe y es una lástima. Entonces vemos hoy que hay sectores muy pobres que han quedado desamparados, como los obreros de la construcción, que reclaman su seguro médico y los ex obreros de la caña que reclaman sus pensiones. Es una iniquidad que se vean protestas de esta gente sumidos en la desesperanza que reclaman lo que les corresponde. Niños analfabetos, ex obreros abandonados y poblaciones que piden servicios como camino, luz y agua que no han sido considerados para mejorar sus condiciones de vida. Se denuncia, en cambio, que funcionarios conocidos en el pasado por sus limitaciones económicas, han emergido con bienes que no se compadecen con sus emolumentos, por altos que sean. Una manera ejemplar de “hacer lo que nunca se ha hecho” es precisamente que se tenga bien claro que por ahí se debe comenzar toda enmienda orientada a eliminar las injusticias y los privilegios. La vieja consigna de Balaguer funcionó exactamente al contrario: Gozar los privilegios y mantener las injusticias. Menos mal que dos candidatos principales han garantizado al menos el 4% del PIB para la Educación, eso sería un logro inmenso y justoÖlos demás sectores enclaustrados en la miseria, también deben ser reivindicados. Aquellos que han hecho del poder la “Cena de Baltazar”, como dijo Balaguer, tendrán que enfrentar la vieja consigna bíblica: “Dios lo da, Dios lo quita”.

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