Tarjetas navideñas

(2)

Avatar del Listín Diario
Marcio Veloz MaggioloSanto Domingo

Los tres reyes ciegos A Cándido Guzmán. Caminante.Sentado sobre una de las rocas altas del desierto, un pastor ciego recibió la visita de tres enmascarados tuertos de ambos ojo. Los tres reyes ciegos, llevaban tocados llenos de luces y zapatos persas terminados en puntas con bordados de rutilantes piedras preciosas con las que se iluminaban sus huellas en el desierto. El ciego de la montaña era el celoso protector del nacimiento de un niño que llegaría a ser rey y creyendo que estos peregrinos buscaban al niño para hacerlo desaparecer, les señaló sin saber hacia dónde, un lucero grande y les dijo: “Donde vive cualquier lucero como ese que como yo, no veis, vive el niño”. Creyó que los despistaba. Pero los reyes ciegos también pensaban al revés. El ciego guardián ignoraba que los reyes ciegos no necesitaban ver y que había en verdad miles de luceros disputándose el privilegio de iluminar el nacimiento. Los, llamados “magos de oriente”, señores de lujosos atuendos se “orientaban” por sus corazonadas y siguieron el camino del lucero invisible que inventó la intuición del viejo Guardián llegando sin tropiezos al lugar del recién nacido y agradeciendo al ciego de la montaña el sugerente y oportuno informe que desencadenara en cada uno de ellos brillos interiores que les permitÏan ver intuitivamente y desde adentro, lo que pasaba a su alrededor. Genes del Paraíso Para Odalís PérezUna serpiente del desierto, atraída por la luz de una estrella, buscaba el lugar donde nacería el niño. Siguió el camino de los tres reyes ciegos. Se orientaba por la luz de las sandalias de éstos, las que iban marcando con huellas flotantes la ruta desconocida. Salida, como todas las serpientes desde las páginas del Pentateuco, vendría con la intención de hipnotizar al infante para luego clavar su veneno en el mismo. Su deseo fue anterior al de Herodes. Descendía directamente de aquella que en épocas del Edén participara activamente en la creación del hombre y la mujer y pensaba que el niño no tendría dentro aun la influencia maligna que poseemos los humanos, todos con un algo de serpiente en nuestro interior. Por lo tanto el niño no merecía vivir si el veneno paradisíaco no penetraba en él. Nada de excepciones. Decisión divina. Consideraba que Yavé o Jehová, habiendo creado la serpiente de la cual descendía ella y habiéndola usado para sus designios, no lo había hecho del todo bien ni del todo mal. Tenía sus dudas. Las serpientes con ascendencia paradisiaca son filosóficamente indecisas. Tendría que contaminar al niño para completar lo que sería la historia que había sido invento de Jehová o Yavé con la divina idea de salvar su futura de su creación ahora otra vez en pañales. Desde que quemó vivos a los habitantes de Sodoma y Gomorra, ya Jehová dudada de los hombres y hasta de sí mismo. Se arrastró sigilosa con su malicia y su ponzoña en ristre. Pero cuando llegó al pesebre sintió sobre ella los ojos del infante, percibiendo su sonrisa inocente, y sintió el mensaje silencioso de que aun a María no le fluía la leche, y entonces cambiando de intenciones y olvidando su origen, metió entre los labios del recién nacido el tope de su cola, (como lo hacen sus congéneres en los campos dominicanos), e inesperadamente salió de ésta la leche materna que se desparramó sorpresiva en los labios del niño, el que se entretuvo con el pezón improvisado hasta que la madre sintió el torrente de leche aflorarle y vio al animal paradisíaco acomodarse entre la burra y el buey. El alimento “lacto divino” fluyó hasta que el infante estuvo satisfecho. Nadie en las escenas del nacimiento, inventadas por Francisco el de Asís en la Edad Media, tomó en cuenta el milagro del que está consignado en algún evangelio apócrifo poco conocido. Según algunos teólogos si el apócrifo fuera cierto, sería este el primer milagro del niño galileo o tal vez el único hecho por alguna serpiente. ¿La leche de la serpiente era incontaminada? ¿Permitiría Jehová milagros tan reversibles? Desde luego, los pastores que visitaban el pesebre dormían, y los reyes ciegos roncaban su cansancio embobados por la simplicidad en la que nacía el nuevo rey y por el olor del incienso y mirra que inundaba el ambiente. Lentamente, creyendo que de algún modo había cumplido su misión, la serpiente de origen casi bíblico se alejó entre las breñas cuando las luces del firmamento se apagaron una por una. El nacimiento del barrioPara Euro Antonio CapelláEn la calle de Los Isleños, línea fronteriza de los barrios de Villa Francisca y San Carlos, vivía una pobre mujer obligada por la naturaleza a parir cada día 24 de diciembre un varón al que siempre llamó Jeshua. Aunque anualmente crecidos y víctimas de sus milagros, le adoraran, masacraran y crucificaran, los Jeshua desconociendo su propia historia, nacieron y la repitieron hasta casi agotar la tradición. Crecieron, murieron y resucitaron cada doce meses haciendo consecutiva la leyenda. Un día, saliendo del barrio, encontraron a otras mujeres llamadas Marías, que parían también Jeshuas, y se reprodujeron. Su historia casi endogámica, cundió llegando a ser conocida en otros territorios, porque mientras se crucificaba un Jeshua, esperaban otros para terminar con las mismas frases y el mismo tormento, y así cansados de ser los mismos decidieron mezclarse con gentes de otros colores y razas generadoras de las primeras poblaciones de ambos barrios cuyos habitantes mezclaron las historias de los Jeshuas, con las creencias portadas por los que vinieron de las islas Canarias, por los que en grandes naves aladas trajeron leyendas parecidas, por las traídas por los esclavos negros, por las de los indios exterminados y las de las brujas volanderas, que fundidas conformaron el espacio mítico que, nosotros, los niños llegados más tarde con el nombre oculto de Jeshnua mamamos en las ubres de nuestras madres, todas llamadas María, en cuya leche se escondió para siempre la historia inicial del territorio en el cual nos criamos. Las pruebas de ADN revelan que en nuestros barrios todos descendemos de una María mitocondrial, tan temprana como la Eva mitocondrial. Yo creo que nuestros barrios eran ya materia genética en aquellas mujeres. Es todo misterio. Lengua española.A mi viejo amigo y maestro, Rafael González Tirado,Uno de mis nietos corrige a veces mi ortografía. Le dejo hacerlo porque en su inocente entrada a la escritura inventa palabras que cree que existen y que son aceptables. Alguien, de ese modo, habría inventado los primeros idiomas. (Dicen que Babel había nacido de una palabra obscena). Corregirlo mientras me corrige me parece un modo de matar su imaginación. Pienso en mi viejo maestro de gramática y sé ahora por qué nos decía que el idioma y los lenguajes nacen de la inocencia. “No los toquéis, no es necesario hacerlo, los niños son los dueños de idiomas que nunca comprenderemos”. Mariposas de San JuanPara ellas, las Mirabal.El día de San Juan, celebrado en muchos lugares del sur dominicano por los descendientes de africanos llegados desde la frontera con el vecino Haití, (cuando Toussaint nos convirtió en miedosos peregrinos antes de que fuéramos banilejos), llegamos a las costas de Paya, huyendo de las rebeliones en el Oeste. Nos consideramos más blancos que la nieve, y por mucho tiempo los racistas nos consideraron el modelo de poblador para un país con tanta gente negra. Esta opinión se puede confirmar en la “biblia balagueriana”, en las lectura única de don Amable Aristy, a veces llamado licenciado, seguida aun por muchos de los que se cambiaron de mulatos a rojos. Otras biblias menores fueron creadas por Andrés Pérez Cabral y por el libro Cartas a Evelina, Francisdco E. Moscoso Puello, quien siendo mulato consideraba decadente todo tipo de mestizaje. Vinieron con nosotros las mariposas de San Juan, las que nunca comprendieron por qué los habitantes de los barrios las cazábamos con varas con sólo el deseo de coleccionarlas y prenderlas en cartones donde sus alas lucían como una crucifixión de tantos colores como los de los habitantes de la parte Este de la isla. Por ello alguien nos bautizó como integrantes del “país de las familias multicolores”. Ellas no comprendían que venidas del oeste, como muchos de los esclavos, eran hasta cierto punto despreciables; pero Doña Encarnación Báez Pimentel, volandera oculta de piel y coloratura fluorescentes casi siempre, mezcla de liberto y español de Galicia, decía que la persecución de las mariposas era similar a la de los cristianos en épocas de las catacumbas, porque en vez de cazarlas para admirar su belleza, las crucificábamos usando de cartones en algunos de los cuales estaba el nombre de la casa comercial envasadora, para ella símbolo de poderosos comerciantes similares a Césares. Las mariposas cambiaron la ruta de su vuelo, hasta que se mezclaron con mariposas de otros colores y latitudes siendo más y más porque alguna vez en cada vara nacieron flores, y en las flores nacieron perfumes desconocidos hasta que se hizo el milagro de los mestizajes. Entonces dado el milagro, los que lo rechazaron en vez varas, usaron los foetes para exorcizar y las picas de tortura florecieron en pétalos de miedo racial inmaculado en las manos de los dictadores y caudillos generando un ramaje de muerte y en vez de las crucifixiones, las mariposas cayeron vivas en jaulas de tortura, porque la insania de la dictadura no soportaba la pureza de su vuelo. El color de las mariposas persiste cuando alguna mensajera, cansada de tanto volar, viene a posarse en los jardines de los poderosos para recordarles que un día los barrios pudieron haber sido del todo felices.

Tags relacionados