ORLANDO DICE
El álbum de la Corrupción del PLD y las expectativas
SIN EFECTO.- La publicación del Álbum de la Corrupción del PLD fue políticamente fallida, insisto, porque no respondió a las expectativas que se habían originado en el seno de la población. Una galería de fotos con comentarios ligeros no puede ser considerado un documento político y mucho menos una embestida que ponga a la defensiva o descalifique moralmente a los principales funcionarios o al gobierno en su conjunto. A lo más que llega es a guisa de paparazzi. No debe olvidarse que las denuncias de corrupción caracterizan el período, que muchos informes, incluso selectivos, colocan a República Dominicana en rankings que deshonran. Que las encuestas nacionales, todas, coinciden en los altos niveles de los robos públicos. Que los dominicanos por igual se tienen como los más deshonestos del mundo. Y un largo etcétera. En esas condiciones, cualquier iniciativa sería de horror y los efectos se harían sentir en lo inmediato. Ni una cosa ni la otra. Es más, hizo más bien que mal, pues mató la posibilidad de que en lo inmediato pueda acometerse una tarea parecida, pero con mayor contundencia política… LA SOSPECHA.- La publicación, además, fue hecha con miedo, como si se tratara de amagar y no dar, y ni siquiera un logo o una entidad conocida como responsable. Cuando el PLD hizo su Álbum de la Corrupción contra el gobierno del PRD encabezado por Antonio Guzmán utilizó una edición de Vanguardia del Pueblo, su órgano de prensa. De manera que no hubiera duda de la intención, del destino y del origen. En la contraportada figura una “Coordinadora Ciudadana Contra la Corrupción”, que nadie va a aceptar como auténtica hasta que sus directivos den la cara. Entretanto se creerá que el PRD actúa como la gatica de María Ramos que tira la piedra y esconde la mano. Pues así como cuando se comete un crimen se habla de “recherche la femme”, cuando la acción es política, hay que buscar el partido que se beneficia. Y en este caso no podría ser otro que el principal de oposición, el que tiene posibilidades de alcanzar el poder en las actuales circunstancias. El PRD. Las habladurías dicen, pero nada se tiene firme. Aunque todas las sospechas van en una misma dirección… LOS NOMBRES.- Las sospechas no andan fuera de lugar si se recuerda que el candidato del PRD pone a cada momento el tema de la corrupción sobre el tapete, que incluso menciona nombres y prometió en una ocasión una lista que la opinión pública espera con avidez. No se explican las razones, pero cada vez que Hipólito Mejía amenaza con dar a conocer situaciones o personas, se sale de los medios. La palabra, su palabra, se queda en el aire. Ese evidente esconderse ¿cosa suya o de los estrategas? En más de una ocasión he dicho que ese discurso moral es propio y no recomendación de los expertos. Y que si por él fuera, hace mucho que el imperio romano no existiera. Pero a veces tiene que recogerse, ser prudente, razonable, hacer el equipo, y guardarse jugadas que podrían ser decisivas. Ante ese control, lo alternativo se impone. Dejar hacer, dejar pasar. Que núcleos de fuera hagan ese trabajo, que es sucio, pero necesario. La campaña no puede hacerlo todo y hay acciones que son imprescindibles. Como en la guerra, hay quienes se ocupan de recoger los heridos, pero también de rematarlos… LA AGENCIA.- La publicación de marras no es única. Al parecer, como las novelas de los clásicos de los siglos dieciocho y diecinueve, será por entrega. A manera de colofón pide que “si conoces… a algún otro megatetra millonario de este gobierno…” colabore con la próxima edición. Es decir, que existe la intención de seguir, pero no se cuenta con material suficiente y se busca que la gente lo suministre. Un interactivo más. Una nueva forma de perversidad, en este caso política. Incluso, esta forma da que pensar y lleva a dudar de que se corresponda con la idea originaria. Pues cuando se habló de hacer un álbum de la corrupción, se planteó en otros términos. Algo no solo bien hecho, en cuanto a lo escrito, editado e impreso, sino que recogiera información tan veraz y comprobable como para servir de base a futuros expedientes, a verdaderos sometimientos en los tribunales. Como no había problemas de fondos, se tenía previsto contratar una agencia de detective inglesa que rastreara cuentas por todo el mundo. Con Sherlock Holmes el crédito estaba garantizado…