MUCHACHOS CON DON BOSCO
Mensaje de paz
El Papa Benedicto XVI nos ha dado un mensaje el primero del año: “Educar a los jóvenes en la justicia y la paz”. Es una invitación a comenzar el año con confianza, pues a pesar de las crisis el ser humano no deja de esperar la aurora de un nuevo día y esto lo viven de manera especial los jóvenes. Ellos, con su entusiasmo y con sus ideales son los que mejor pueden crear una sociedad nueva. Prestar atención a la juventud es “un deber primario de toda la sociedad para la construcción de un futuro de justicia y de paz”. ¿Cuáles son los lugares donde madura una verdadera educación en la paz y en la justicia? Ante todo en la familia, puesto que los padres son los primeros educadores. ´En la familia es donde los hijos aprenden los valores humanos y cristianos que permiten una convivencia constructiva y pacífica. En la familia es donde se aprende la solidaridad entre las generaciones, el respeto de las reglas, el perdón y la acogida del otroª. Ella es la primera escuela donde se recibe educación para la justicia y la paz. Luego en las instituciones dedicadas a la educación: “Que vigilen con gran sentido de responsabilidad para que se respete y valore en toda circunstancia la dignidad de cada persona. Que se preocupen de que cada joven pueda descubrir la propia vocación, acompañándolo mientras hace fructificar los dones que el Señor le ha concedido”. Que todo ambiente educativo sea un lugar de apertura al otro y a lo transcendente; lugar de diálogo, de cohesión y de escucha, en el que el joven se sienta valorado en sus propias potencialidades y riqueza interior, y aprenda a apreciar a los hermanos. Que enseñe a gustar la alegría que brota de vivir día a día la caridad y la compasión por el prójimo, y de participar activamente en la construcción de una sociedad más humana y fraterna. Los responsables políticos, a ellos les pide el Papa “que ayuden concretamente a las familias e instituciones educativas a ejercer su derecho-deber de educar. Nunca debe faltar una ayuda adecuada a la maternidad y a la paternidad. Que se esfuercen para que a nadie se le niegue el derecho a la instrucción y las familias puedan elegir libremente las estructuras educativas que consideren más idóneas para el bien de sus hijos. Que trabajen para favorecer el reagrupamiento de las familias divididas por la necesidad de encontrar medios de subsistencia. Ofrezcan a los jóvenes una imagen límpida de la política, como verdadero servicio al bien de todos”. Una llamada “al mundo de los medios, para que den su aportación educativa. Los medios de comunicación tienen un papel particular: no sólo informan, sino que también forman el espíritu de sus destinatarios y, por tanto, pueden dar una aportación notable a la educación de los jóvenes. Es importante tener presente que los lazos entre educación y comunicación son muy estrechos”.