Enfermedades catastróficas

Las enfermedades son múltiples, variadas y complejas. Los Estados han establecido distintas modalidades de prestación de servicios de salud, en asociación con el sector privado. En la mayoría de los países las llamadas enfermedades catastróficas no están cubiertas por las empresas aseguradoras estatales y privadas. Jorge Colina, investigador del Instituto de Desarrollo Social de Argentina en un estudio realizado para la Fundación Mapfre de España establece que “las enfermedades catastróficas son una de las principales preocupaciones que se presentan en la mayoría de los sistemas de salud del mundo moderno. Se perfilan como uno de los principales problemas sanitarios del futuro”. El debate relacionado con las enfermedades catastróficas ha llegado al extremo de clasificarla desde el punto de vista económico y no desde el punto de vista médico. Desde el ámbito de la salud, según Colina “es el riesgo inminente de pérdida de la vida o pérdidas irreparables en la integridad física que causen un sufrimiento que los avances de la ciencia no pueden controlar y de la perspectiva de lo financiero son aquellas enfermedades que superen las posibilidades económicas de cada hogar”. Hay hogares muy pobres que no pueden comprar ni una receta para enfermedades no complejas y esto representa una catástrofe para las familias. El avance de la tecnología y el desarrollo de las sociedades y la tendencia de la vida moderna, generan mayores niveles de estrés, lo que hoy día se conoce como la “enfermedad de la prisa”. Estos factores, crean las condiciones para el incremento de patologías catastróficas o enfermedades crónicas: cáncer, VIH/SIDA, cardiopatías, enfermedades pulmonares, insuficiencias renales, discapacidades, diabetes, hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares, enfermedades mentales, entre otras. La literatura reporta la minusvalía asociada a la vejez como catastrófica por su cuidado asociado al largo plazo. Las enfermedades catastróficas causan mucho sufrimiento, con riesgos inminentes de muertes, implican altos costos para los hogares promedios y un problema para la cobertura de los seguros. Los gastos en tratamientos son altos, repetitivos, por períodos prolongados, y a veces para toda la vida. En la medida en que el desarrollo por un lado y la pobreza por el otro avanzan, estas enfermedades se incrementan impactando las políticas sanitarias y el financiamiento. ¿Cómo impactan estas enfermedades la población mundial? Estudios presentados en el año 2010, por la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportan que en 2008, en 193 países adscritos al sistema de naciones unidas, murieron 36 millones de personas por enfermedades crónicas. Estas afectaron por igual a mujeres y hombres y el 29% tenían menos de 60 años de edad. Del total de estas muertes el 63% (23 millones) murieron de cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes. El informe refleja que 17 millones de personas murieron por enfermedades cardiovasculares: infartos, derrame cerebral y cardiopatías. La Organización Panamericana de la Salud (OPS), ha establecido que el impacto de las enfermedades crónicas está creciendo de forma sostenida en numerosos países de ingresos bajos y medios. El 80% de las muertes se han producido en estos países. Se proyecta que en los próximos 10 años 388 millones de personas morirán de una enfermedad crónica. La directora general de la OMS, Margaret Chan, al referirse al impacto de las muertes ocasionadas por enfermedades de tipo agudo o catastrófico dijo que las mismas “representan un enorme desafío y en muchos países, no exageramos al describir la situación como un desastre inminente. Un desastre para la salud, la sociedad y principalmente, para todas las economías nacionales, propinando un golpe doble al desarrollo. Causan miles de millones de dólares en pérdidas en el ingreso nacional, y empujan a millones de personas debajo de la línea de pobreza, un año tras otro”. La salud, la vida, la igualdad efectiva y la seguridad social son derechos fundamentales; su concepción comprende una serie de principios de carácter universal, reconocidos y garantizados en normas y convenciones al amparo del derecho público internacional, asumidos en las constituciones políticas y programáticas que organizan los Estados democráticos. Los Estados deben comprender la relevancia de las enfermedades crónicas e intervenir con urgencia para mitigar sus efectos, dando cumplimiento a los mandatos constitucionales. La mayoría de los países de nuestro entorno cultural –América Latina y Europa– hacen reconocimiento a estos derechos sustantivos bajo los siguientes principios: Universalización de la atención, descentralización del servicio, atención primaria y accesibilidad en todos los niveles. Bolivia lo establece en el Art. 45 de la Constitución al establecer el derecho de todos sus ciudadanos a la seguridad social, con cobertura de enfermedades catastróficas, epidemias, maternidad, riesgos profesionales, orfandad, pérdida de empleos etc.; Venezuela la sitúa en el Art.84 de sus Constitución donde se consigna la prevención de enfermedades y tratamientos bajo los principios de gratuidad, universalidad, solidaridad, equidad e integralidad; Ecuador consagra la seguridad social en su Art. 50 que es un deber del Estado garantizar la atención especializada, gratuita, oportuna y preferente en todos los niveles de las enfermedades catastróficas. En países de América Latina, Asia y Europa, se han establecido modalidades que con sus dificultades han ido dando respuestas financieras a las enfermedades catastróficas. Nos cuenta Jorge Colina en su investigación, que en Uruguay se conformó un fondo nacional a través de pagos directos para financiar el tratamiento de alta complejidad a la totalidad de la población; Chile ha desarrollado dos esquemas, uno para su seguro privado que tiene carácter voluntario y otro para su sistema de seguridad social; Singapur cuenta con seguros sólo para los gastos catastróficos y un fondo especial para financiar a los pobres. En Holanda el sistema funciona como un primer piso de cobertura universal. La gran dificultad de las enfermedades catastróficas es que quienes la padecen demandan muchos recursos y en muchos casos atención prolongada. hay que buscar una solución para las personas y familias afectadas. Hay que legislar en este sentido. El autor es Senador.

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