Sobre los hombros de Manuel del Cabral
La frase inolvidable de Bernard de Chartres en el siglo XII, constituye una verdad irrefutable e históricamente demostrada: “Somos unos enanos encaramados sobre hombros de gigantes. De ese modo, vemos más lejos que ellos, no porque nuestra vista sea más penetrante o nuestra estatura mayor, sino porque nos llevan en alto y nos elevan a su altura gigantesca…” Sobre los hombros de Manuel de Cabral, el más universal poeta dominicano de todos los tiempos, vamos todos los escribientes, los cronistas, los glosadores, los versificadores. Sobre su lomo de gigante se alza la literatura dominicana creadora del siglo veinte profundizando su hondura metafísica, su vistosidad local y nacional, su pintoresca poesía negra, sus altas aspiraciones humanas donde consagró una fluidez escritural y fundó un habitáculo de duendes sobre la piel del amor y los deseos. En el municipio de Haina se celebrará la sexta feria del libro el próximo jueves 10 de noviembre. Se trata de una feria local, organizada por la fundación Acción Comunitaria. Haina vivirá tres días intensos de cultura, de libros por doquier, de acciones sociales asociadas a la literatura y sus diversos géneros, donde habrá conferencias, tertulias en el parque, lecturas infantiles. Sucederá que en Haina habrá convite, fiesta popular alrededor del libro como actor protagónico. Sucederá que la feria se llenará de moradores que indagarán por los nombres ilustres, por los consagrados, por los principiantes, por los decimeros, por los “repentistas”; se colmará la plaza de los amantes de las letras, de estudiantes, de aficionados, de meros curiosos, que en esos tres días no irán al bar ni matarán a ninguna mujer por “amor”, ni buscarán drogas para escapar de la vida. Todos estarán en la feria de los libros de Haina, juntos y “reburujados”. A la cabeza de la organización de la feria está el Lic. Víctor Manuel Báez, entusiasta líder cultural del municipio, y junto a él, está la Asociación Dominicana de Libros y la Cámara Dominicana del Libro bajo la dirección de Dennis Peña, está el Ayuntamiento de Haina, está la Asociación de Artesanos Dominicanos, la Casa de la Cultura, y un conjunto de fuerzas y sectores culturales de la región, promoviendo los valores nacionales y fortaleciendo nuestra identidad. En medio de la desesperanza y el descalabro de las instituciones, en Haina se levantan banderas culturales, se impulsan planes basados en la colaboración de la sociedad civil y del pueblo humilde, se desvinculan del Estado y deciden marchan con paso firme a la instauración de una comunidad basada en el esfuerzo propio. La feria estará dedicada a Manuel del Cabral, uno de los padres fundadores de la poesía contemporánea dominicana, y al mismo tiempo la dedicarán a quien esto escribe. Sorprendido por esta distinción inmerecida, mi primera reacción fue negarme a aceptarla. ¿Cómo podría estar al lado de Manuel del Cabral? ¿Cómo puedo colocarme en el sitial del maestro de la poesía más trascendente, del verbo floreciente y de la metáfora más hermosa? ¿Cuántas veces estuve con Manuel del Cabral sorbiendo sus espontaneidades poéticas asombrosas? ¿Cómo olvidar en los años 70, cuando se debatía con apremio el tema de la deuda externa de los pueblos latinoamericanos, sus versos, llevados a Ginebra, a un importante cónclave de economistas de todas partes del mundo, quienes escucharon su voz alzada, diciendo: “Pobre América Latina/ mendiga de tus ladrones”?. Cómo olvidar “Compadre Mon”, esa radiografía espiritual del ser nacional, o “Los huéspedes metafísicos”, donde la complejidad y esencia del alma humana trilla sobre encandilados versos la música de la poesía. Cómo olvidar su canto, “La isla ofendida”, cuando no vaciló en poner su pluma en defensa de la soberanía nacional dominicana y de quienes encarnaron la dignidad de la patria. Fue entonces a fuerza de persuasión que recordé la frase de Bernard de Chartres, pronunciada a mediados del siglo XII. Montado sobre sus hombros de gigante, voy a la feria del libro de Haina, porque gracias a Manuel del Cabral, puedo ver más y más lejos, porque me llevará en lo alto y me elevará a su altura gigantesca. Y desde ese altozano de luz y poesía difundiré mis versos junto a miles de jóvenes y adultos, caminaré con ellos, me solazaré con ellos, viviré con ellos ese proyecto de amor al libro y de lucha por un espacio sublime de convivencia y solidaridad, recordando al apóstol José Martí que nos enseñó que la única manera de ser libres era siendo cultos.
