El pollo de Hipólito

El “pollo de Hipólito” se podía producir barato, sin embargo, salía caro, ¿por qué?: simplemente el comportamiento demencial de los costos de producción resultaron tan altos que los productores colapsaron. La moneda dominicana sufrió una devaluación brutal originándose una inflación indetenible. Tal fue el efecto que su gobierno se comprometió a otorgar divisas con tasas subsidiadas y tampoco cumplió. Las causas eran locales no internacionales. Un bushell de maíz (56 lbs. a 14% de humedad) costaba en USA, precio FAS, US$2.50 en tiempo del gobierno del PPH; hoy cuesta US$7.00. Asimismo ha sucedido con el flete o transporte que el costo de traer a muelles dominicanos 660 mil quintales de maíz era de US$5.0 millones de dólares, sin embargo, ahora es de 9.5 millones de dólares; pero también el flete local se ha modificado por los altos precios del petróleo que de US$34 dólares en tiempo de Mejía ha saltado a RD$100 dólares promedio. Si el pollo cuesta RD$25 producir una libra en granja se debe al manejo macroeconómico responsable, de lo contrario, en un ambiente externo con este comportamiento y su desempeño local en manos inhábiles, en donde la devaluación monetaria sería un hecho irrefutable, el “pollo de Hipólito” realmente sería inalcanzable. Obsérvese que de 2001-2004 el maíz sufrió un incremento de 21%, y de 2005-2011, 175%; la soya (torta) de 29% a 118% en el mismo periodo. (Fuente Banco Mundial). El pollo es la carne de mayor demanda en el país y para producirlo en forma masiva y abundante es necesario hacer un gran esfuerzo de inversión para adquirir los elementos básicos que garanticen su desarrollo. A lo largo de los años se ha mantenido un fuerte crecimiento de este subsector pecuario. Hoy el país es autosuficiente y consume unos 14-16 millones de pollos de 4 libras promedio por unidad por mes (nueve millones en el 2004). Para ello es necesario importar alrededor de 24 millones de quintales de maíz por año (1,100 millones de toneladas y 10.5 millones de quintales de soya con unos precios elevadísimos con relación a periodos anteriores). ¿Son éstas las “malditas importaciones” a las que se refiere Mejía? Sólo con demagogia es posible explicar esta realidad de otra manera, y él se ha convertido en un maestro del mensaje difuso y confuso, y por demás, engañoso, y como todo un salvador de la patria plantea soluciones simplistas a los problemas de un pueblo que anda necesitado de programas gestionarios. La demanda total de pollo y huevos ñy de todo lo que se consumeóes cubierta en abundancia por la producción local, e incluso, y no quiero abrumar, con cifras, para confirmar el aserto, se come más. Veamos: el consumo per cápita de carme de pollo era en 2003, de 47 libras, hoy es de 76 libras; el huevo, 120 unidades, hoy 180 unidades; incluyo el cerdo porque también es dependiente de las materias primas importadas para las aves: su consumo ha aumentado de 10 libras a 21 libras per cápita por año. Hasta la demanda de embutido ha crecido de 12 a 18 libras. Además, se reconoce con responsabilidad que Mejía ñbatiendo sus propios récordsórecibió el arroz a RD$6.47 la libra y lo llevó a RD$25.00, igual el pollo, de RD$14.87 la libra se elevó a RD$46.05. Su legado: una fábrica de pobres. Entonces no es de rigurosa observación pero sí de madura reflexión, que los dominicanos entendamos que para gozar de estabilidad e incluso crecimiento de estas importantes fuentes alimenticias a precios relativamente asequibles a las mayorías, sólo será posible si los gestores de políticas se recubren de las capacidades que garanticen mejoras en la eficiencia y seguridad posibles. El Banco Central y el Gobierno han actuado en una línea coherente para mantener la estabilidad del sistema y aumentar su solvencia. Cuando prácticamente no era obligación tomar medidas cautelares pues el entorno internacional era un encanto, entonces primaba la improvisación. Hasta que el efecto PPH no se desvanezca quedará como espada de Damocles a la nación.

Tags relacionados