UN MOMENTO
Lema de monseñor Polanco
Todo obispo, y muchas personas en la vida, tienen algún lema que recoge alguna intuición de su existencia, algún propósito, alguna meta. Monseñor Polanco, en su escudo episcopal, traía este lema: “No rehúso el trabajo”. Él lo tomó a su vez de San Martín de Tours, un obispo francés del año 370, más o menos. Monseñor Polanco Brito, como obispo, se destacó precisamente por ser un hombre trabajador, y pudo producir mucho en su vida, uno de sus frutos fue la Universidad Católica Madre y Maestra. Él recibió la encomienda del Episcopado Dominicano, de llevar adelante esta obra, y lo hizo. Conocemos todas las obras grandes e importantes que él pudo realizar, porque era un hombre de trabajo. “No rehúso el trabajo”. Un pueblo trabajador, una familia trabajadora, produce frutos necesariamente. Cuando se rehúsa al trabajo, nosotros nos huimos del medio principal e importante que Dios nos ha dado, justamente el trabajo. Cuando nosotros nos negamos a utilizar este medio, nosotros nos empobrecemos. Los seres humanos, como monseñor Polanco, hombre creyente, tenía mucha confianza en Dios, tenía fe, pero él sabía que su fe sin el trabajo no podía dar frutos. Monseñor Polanco pasó, nos queda el fruto de su trabajo, pero nos queda también su lema como orientación debida, que sigue siendo valioso y sigue siendo útil. Habrá que decir, que todo ser humano, todo dominicano debe decir de una o de otra manera con monseñor Polanco: “No rehúso el trabajo”. Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.

