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ORLANDO DICE...

Temores por las primarias en el PRSC, discordias y divisiones

LAS PRIMARIASLos reformistas en su mayoría no quieren saber de primarias ni en pintura y como se dice les huyen como el Diablo a la cruz. Hay que las postulan, pero por motivos coyunturales y a veces por la vieja costumbre de llevar la contraria. En el fondo comparten los mismos temores y reniegan de sus daños (como en toda guerra) colaterales. Es decir, que todos creen que en el fondo las primarias provocan discordias y producen divisiones. La historia reciente del partido da razón, pero en parte. El enfoque de ahora, además de ligero, es poco consecuente, ya que confunde los factores. Los reformistas han llevado a cabo buenas primarias, e incluso innovaron en aspectos cruciales y dieron cátedra a sus oponentes con fama de más liberales. El problema nunca estuvo en el montaje, ni siquiera en el arbitraje, sino en la naturaleza de los participantes. Faltó espíritu democrático y sentido político. Y hasta falló el compañerismo. ¿Es justo atribuir al proceso los defectos de sus actores? Definitivamente no... EXPERIENCIA¿Dónde estuvo o está el problema? Los reformistas, poco acostumbrados a actuar con limpieza, se olvidaron de que la consulta era entre ellos y para escoger el candidato que encabezaría su boleta nacional. Se fastidiaron como cuando enfrentaban a sus reales oponentes, pues con Joaquín Balaguer ganar nunca fue una posibilidad, sino un designio. Como después se comprobó, no fue necesario echar votos de más en una urna, como ocurrió en San Pedro de Macorís, para favorecer a Eduardo Estrella frente a Jacinto Peynado. Y dicen que también en San José de las Matas. Incluso, esas irregularidades no fueron detectadas por las propias víctimas, sino por observadores de la sociedad civil. Que no hay dudas, se ofrecieron sabiendo que “al perro huevero...” Los reformistas no lo admiten, y tal vez ni lo hayan pensado, pero su partido fue desarticulado desde fuera. Luego del desquite del 1994, en que las evidencias fueron más allá de lo obvio, era un imperativo sacar de juego al PRSC, sin advertir que los reformistas (o su líder) podían manipular desde fuera... EL SENTIDOResulta curioso, pero los reformistas se fueron de boca cuando por circunstancia fueron obligados a abrirse, a aceptar la democracia adentro. Si hubieran continuado con los procedimientos balagueristas, en que una mente esclarecida o un dedo mágico dictaban el orden a seguir, pudo haberse mantenido vivo y viable como grupo político. Aunque también hay que convenir en que las bases reformistas a veces les falta sentido político, puesto que escogen al que quieren, pero no al que deben. Por ejemplo, Carlos Morales pudo haber sido mejor que Peynado, ya que su candidatura no dejaba espacio a los intrigantes del Palacio Nacional. Lo de Peynado se promovió ante los ojos de Balaguer como una sublevación y un desafío inadmisibles. Balaguer fue todo lo zorro político que se dice, pero cuando había de por medio un chisme bien preparado, sus calidades se iban a pique y sus condiciones se anulaban. Igual Estrella pudo haber sido mejor que Amable Aristy Castro, aun cuando venía de un fracaso de ocho por ciento... LA MUERTEAl Partido Reformista no le pasó lo de Chucumbele, que él mismito se mató. Su muerte tampoco fue natural. Al PRSC se lo llevó de encuentro el exceso de democracia que sustituyó “el mando único” de Balaguer. Las primarias fueron el instrumento, pero no porque fueran de por si un instrumento, sino porque los reformistas no tenían ñ políticamente hablando -- buenas costumbres, y no jugaron limpio entre ellos mismos, ni tuvieron olfato o sentido político para escoger el candidato adecuado. Ahora se hallan ante un nuevo trance. Quieren cambiar el método, y en vez de primarias, asamblea de delegados, considerando que los tropezones hacen levantar los pies. Es decir, que se cansaron demasiado pronto. Ahora que el sector agrario tiene relevancia, que averigüen si un injerto se da de una sola vez, o hay que insistir e insistir. La parte disidente sacó cabeza, aun cuando debió hacerlo en la reunión en que se trató y aprobó el cambio en la forma de elección. Lo ven ahora como una camarona, y realmente lo es, pero la mayoría que lo sustenta la convierte en la nueva ley del partido. Continuará...

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