CON MIS OJOS
Momento para la indignación
Por favor no molestar, estamos reflexionando. La consigna, escrita en letras de molde sobre un cartel blanco, la blandía ayer uno de los “indignados” de la plaza del Sol, en Madrid, en la antesala de las elecciones municipales de hoy en ese país. Miles de jóvenes -y no tan jóvenes- se aglomeran en plazas públicas de España y el mundo desde el 15 de mayo pasado, cuando unos 130,000 manifestantes convocados por medio de las redes sociales salieron a la calle para exigir “Democracia real ya” y expresar su hastío con el estado de las cosas -el desempleo, la desesperanza, la corrupción, las desigualdades. La inspiración del movimiento se hace evidente en el manifiesto de “Democracia real ya” y proviene de las reflexiones del nonagenario Stéphane Hessel, en su tiempo un actor importante de la Resistencia francesa y uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En “¡Indígnense!, su folleto de 14 páginas que ha causado conmoción, primero en Francia y luego en España, plantea la necesidad de una prensa independiente para una real democracia, y a la indignación como base de los preceptos de la resistencia y de las luchas que hoy -eso sí, por la vía pacífica- deben llevar a cabo los hombres y mujeres del relevo. “En este mundo hay cosas insportables”, dice Hessel. “La peor de las actitudes es la indiferencia”, que lleva a perder uno de los componentes esenciales que hace al ser humano: la capacidad de indignarse. Los dos grandes retos para esta generación, sus fuentes de indignación principales: la brecha entre ricos y pobres y el resquebrajamiento de los derechos humanos y el estado del planeta. “Ya es hora de que la preocupación por la ética, por la justicia, por el equilibrio sostenible llegue a ser predominante”. Veremos cuándo nos alcanza llama prendida en Europa.