Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

REFLEXIÓN DEL ALMA

La violencia

Avatar del Listín Diario
Leonor Porcella De BreaSanto Domingo

La violencia se extiende lentamente como carcoma devorando la voluntad, pero en realidad es un virus inhumano y mortal que decrece la evolución del mundo. En Arabia Saudita la mujer vale muy poco: es maltratada por el hombre despiadadamente por cualquier razón, hasta por no estar de acuerdo en algo con su compañero, y si rechaza el matrimonio asignado, él, desairado, tiene el derecho de quemarla viva; hecho que se efectúa dejándola disfuncional para el resto de su existencia. El Musulmán Talibán Fundamentalista no le permite montar en ningún vehículo, sólo en los baúles donde viajen, y cuando dan a luz, no se les permite asistir a hospitales; nunca pueden ser operadas, mueren. Sólo tienen a sus hijos en sus casas, con sus burkas puestas que nunca pueden quitarse. La desgracia en ese país es nacer mujer. En cambio, en República Dominicana la mujer históricamente ha sido inspiración del hombre. En hogares ejemplares desde tiempos inmemoriales, la pareja procreaba entre 9 y 12 hijos, siendo criados entre ambos en completo acuerdo con los más altos valores morales que acompañaban la familia. Evocamos tristemente ese pasado que voló tan alto, como los sueños imposibles que parecen inalcanzables. Cuando las naciones no devuelven a sus ciudadanos el producto de la inversión en los impuestos que pagan, puede producirse una violencia masiva, convirtiéndose en clamor popular generalmente explosivo en reclamo de su inversión. Al hablar de las mayorías de hogares dominicanos, aseguramos que en el presente pierden su función en el contexto de la familia. La pareja tiene sus hijos; si esa unión deja de marchar adecuadamente, el hombre carga su desencanto contra su esposa o concubina, agrediéndola verbal y físicamente en presencia de sus niños, quienes también son agredidos. 2 Esa embestida brutal, funge como enseñanza negativa, reflejándose subconscientemente en la vida adulta de sus muchachos, quienes arrastran lo aprendido a través de sus vivencias. En otros casos, el trabajo cotidiano de ambos evita la enseñanza de valores tan necesitados por los dominicanos; también, la entrega de amor filial para desarrollar los sentimientos en la parte afectiva y humana del niño; sobre todo en momentos tan críticos donde se delinque como si no existieran ni valores, ni Dios. Ahora ocurren en demasía, mujeres degolladas cualquier día y en cualquier lugar: violencia volcánica generalizada como lava incendiando la quietud de una nación sin costumbre de estos asesinatos a mansalva. Hogares y niños incendiados. Violencia por sicarios del narcotráfico, por celos de amores tenebrosos, por ambición desmedida, en robos y secuestros, por delincuencia, por adicción de droga y alcohol. Asesinatos políticos, venganza de indocumentados, que nos azotan la paz. Son también imperdonables las injustificadas muertes por policías y Amet, inducidos por la violación de las leyes de tránsito e irrespeto del dominicano, sin excusar esos asesinatos. La vida humana hay que preservarla sobre todas las cosas de la existencia; aunque debemos empezar por respetar nuestras leyes, para ser respetados. El control de la violencia se puede lograr a través de educación y concientización de valores descuidados en nuestra nación, que enaltecen al ser humano en su máxima expresión. ¡Dominicanos, la educación de nuestros hijos es imprescindible! Un país con inversión de valores cae en lo que estamos viviendo, una violencia rampante sin respeto a nada, ni a la vida humana que es lo más grande que poseemos; consecuentemente no podemos desmayar, sino abrazar una esperanza de recuperación de la paz. Requerimos verdadero propósito de acción definitiva, desde el Estado hasta el más humilde dominicano; lo podemos lograr a través del ejemplo, acorde con los mismos valores que nuestros antepasados formaron nuestra nación.

Tags relacionados