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El “buen trato” a la niñez

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Juan Linares, SDBSanto Domingo

Estudios realizados últimamente nos dan unos datos sumamente preocupantes, indicándonos que un 70% de los niños y niñas son maltratados en nuestro pueblo. El maltrato infantil, además de hacer un daño inmediato y grave, conlleva unas secuelas que marcan a la persona para toda su vida. El trato agresivo a la niñez crea en ella inhibición, tranque, miedo, frustración, y es la mejor cuna de potenciales sujetos de agresividad. Existen diferentes formas de maltrato infantil. Pero no basta con no maltratar a la niñez, pues el maltrato es ciertamente algo absurdo, lo importante es tratar bien a los niños y niñas. Porque en definitiva lo que importa es lo positivo. Nuestros niños y niñas, tienen hambre de ser bien tratados/as. El sentirse queridos, el darles participación, el ser tenidos en cuenta en sus opiniones, el ofrecerles lo que por derecho les corresponde es la mejor manera de hacer feliz a nuestra niñez y de que crezca en armonía y equilibrio. Hemos de llenar de caricias a nuestros niños y niñas, pues la ternura es la mejor expresión del amor y el elemento fundamental para crear un ambiente apropiado para el crecimiento y desarrollo de la persona. El lenguaje persuasivo y estimulante, la confianza en ellos dándoles responsabilidades y la iluminación mediante consejos y orientaciones provocan en ellos una actitud positiva y acogedora, capaz de convertirlos en personas encantadoras. El buen trato es una forma de relación. Entendido así, el buen trato incluye todos los estilos de relación y de comportamientos que promuevan el bienestar y aseguren una buena calidad de vida. Desde este enfoque, el punto de partida de los buenos tratos hacia la infancia consiste en responder correctamente a las necesidades infantiles de cuidado, protección, educación, respeto, empatía y apego, asegurando el cuidado, la protección y orientación de los niños y niñas. La responsabilidad de garantizar esto recae en quienes ocupan un lugar de acompañamiento en relación a ellos: padres, educadores y adultos en general. Ofrecemos a continuación el decálogo para el “buen trato”: Exprésales todos los días tu amor, con palabras y caricias. Escúchalos siempre con atención y cree en lo que te dicen. Acéptalos como son, no olvides que son niños, niñas y adolescentes. Reconóceles sus cualidades, así fortalecerás su autoestima y confianza. Ayúdales a resolver los conflictos mediante el diálogo y facilítales que lleguen a acuerdos de sana convivencia. Dedícales tiempo para la diversión. Juega siempre con ellos. Enséñales con el buen ejemplo. Estimula el aprendizaje valorando sus logros. Conoce, enseña y respeta los derechos de la infancia y los adolescentes, para garantizar su cumplimiento. Dialoga permanentemente y fortalece en ellos los valores.

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