Una realidad llamada Danilo
Danilo Medina se perfila como candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana. Hace tiempo se trataba de la percepción de la mayoría de la población, pero desde la pasada semana ya están fundamentados datos concretos arrojados por la encuesta Gallup, que otorga más de un 60 por ciento de preferencias para Danilo, mientras su más cercano perseguidor apenas supera los 3 puntos porcentuales. Una diferencia abismal, técnica y estadísticamente insuperable. Que junto las muestras de apoyo de prominentes miembros de los comités Político y Central –la mayoría de los cuales han estado cerca del Presidente en los últimos procesos– permite afirmar que, a 6 semanas de las primarias peledeístas, Danilo Medina es el candidato del partido oficial. Esta realidad se debe a varios factores. Posiblemente el más importante es que Medina es el único peledeísta que cuenta con liderazgo y estructura nacional al margen de Leonel Fernández. Equipos que le son y le han sido leales en todas las coyunturas y estructuras que nunca abandonó, ni siquiera en los momentos de mayor depresión o distensión política. Además nunca cejó el trabajo proselitista en procura de la candidatura, y no se dejó envolver ni cegar por los fuegos de artificio reeleccionista, lo que le permitió construir y solidificar estructuras muy sólidas, mientras los demás aspirantes corrían con la misma arritmia que imprimían los grupos que promovía la reelección, quedando entonces condicionados por el silencio del líder, y ahora limitados por su neutralidad. Pues como la mayoría esperaba contar con el apoyo o el endoso del Presidente, su imparcialidad los deja cual pericos en la estaca. Pero si bien la actitud firme de Danilo en torno a su proyecto fue un factor determinante para permitirle construir la gran ventaja de la que hoy disfruta, al mismo tiempo ha sido tomada como excusa por grupos internos para pretender colocarlo como la antítesis de un liderazgo que, como el Leonel Fernández, todos en el PLD –Danilo incluido– reconocen y valoran. Pero como la ignorancia suele ser osada, esos grupos –integrado en su mayoría por gente sin historia en ese partido– pretenden ahora chantajear a Medina para que este vaya a buscarlos a ellos, y negociar en esas condiciones espacios en la campaña y en posible gobierno. No les interesa que el candidato se entienda con el líder. Con Leonel ¡No! Que se entienda con ellos. Y para eso han diseñado la perversa estrategia de “neutralidad”. Es decir, no apoyar a nadie en el proceso interno, con el fin de reducir la participación en las primarias, y condicionar a Danilo para negociar espacios y hacer compromisos que les beneficien. Atribuyéndose la “propiedad” de los más de 2 millones de votos que supuestamente recolectaron como firmas. Son en verdad insaciables. Y si bien la “neutralidad” es una posición legítimamente democrática, pues nadie está obligado a participar en un proceso de ningún tipo, es al mismo tiempo una estrategia perversa que atenta contras las posibilidades del PLD, y que raya peligrosamente la traición. Pues los resultados de este invento pueden terminar por ser funestos para el peledeísmo, ya que una baja participación de las bases pudiera generar en los votantes una percepción de debilidad que termine por conducirles a una derrota electoral. Pero lo peor del cálculo de estos “neutrales activos” es que su posición resulta imposible de sostener. Lo era antes, cuando sólo la percepción avalaba a Danilo, y ya lo es aún más ahora cuando su triunfo es avalado por encuestas de mucho prestigio y apoyos importantísimos. Pues ya Danilo, con la imagen de candidato, está en capacidad de entusiasmar a la mayoría de esas bases. Que, leonelistas, danilistas o lo que fueran, lo único que tienen seguro es que quieren continuar en el poder, y que el primer paso para intentarlo es mantener la unidad partidaria. Por lo que, si esos legisladores y funcionarios insisten en esa posición, de aquí a dos meses se convierten “en generales sin tropas”. Pues las clases no suicidan… y menos en política. Y pésele a quien le pese, Danilo Medina es una realidad. La única realidad con que cuentan los peledeístas para intentar mantenerse en el poder.