TESTIGO DEL TIEMPO
Obama sin Osama
NUEVA YORK. En el Aeropuerto las Américas me cobraron US$15.00 por huevo revuelto, una lámina de jamón, pan y café. Nos estafan diciendo de que como un sujeto envidioso y maluco llamado Osama Bin Laden quería matarnos, la inversión en “seguridad” aumentó todos los precios. Ya mataron al tipo, pero los precios no bajarán. Su muerte antes de “resolver” problemas desnuda otros realmente espeluznantes. No servirá para la reelección del presidente Barack Obama. Bush padre ganó la primera Guerra del Golfo y después perdió la reelección; Winston Churchil derrotó a Hitler, liberó Europa y dos meses después perdió la reelección. Tenemos unos 100 mil soldados en Afganistán buscando al Osama, pero no regresarán. Porque en Afganistán encontramos inmensas reservas de hierro, cobre, cobalto oro y Litium, indispensables para baterías de celulares y computadoras portátiles, su valor supera el trillón de dólares. No le dejaremos eso a los talibanes. Hemos gastado mucho más buscando al Osama, tenemos que recuperar esa “inversión en seguridad”. La excusa para quedarnos en Afganistán bien puede ser Pakistán la nueva amenaza a nuestra “seguridad nacional”. Ese país fue fundado en 1947 como nación islámica, el nombre de su capital, Islamabad, lo explica todo. Pakistán le vendió nuestros secretos nucleares a Corea del Norte, a Irán, y los negocia con fundamentalistas islamitas. Desde el 9-11 hasta hoy le dimos a los militares pakistaníes US$18,000 millones para luchar contra el terrorismo. Le construyeron una mansión y protegieron a Bin Laden, ahora están enojados porque “violamos su soberanía” para ejecutarlo. Islamabad acepta el dinero, sin ejecutar el soborno, sigue leal, nunca traiciona a los líderes islamitas. Esta gente puede compartir armas nucleares con grupos tan ofendidos como ellos por la ejecución de Bin Laden. Esos son algunos nuevos desafíos que ahora enfrenta Obama, en el mundo sin Osama.