Diandino y Bonetti; Carlitos, la ONU y Libia

Mi padre tenía unos amigos que en la acepción ‘popperiana’ (todos somos filósofos, pues tenemos determinada visión del mundo, ideas sobre los fenómenos; o prejuicios filósofos) eran filósofos, y yo, que era el más apegado a él, bebí en esa fuente. No eran intelectuales, ni leídos, pero curtidos en vivencias y experiencias (Fello Brito, Bolívar Espinosa, José Navarro, José Maché, Bartolo Candela, Romilio Marrero, Pijín, Manuel Mesita, Donoilio, Lucho González, Miguel Reyes, etc.). Empedernido apegado a papá, lo visitaba hasta tres veces al día en su trabajo. Todo niño es un eco, una esponja, que todo lo absorbe. Y sólo cuando hablaban de mujeres, uno de ellos ñElías Pavitañ, les hacía señas con el hocico advirtiéndoles de mi presencia. Los muchachos del pueblo, preñados de mañas, se hincaban ante ellos y les decían: “Bendición padrino, ¡déme un chele!”. Yo nunca lo hice por timidez y vergüenza. Pero de los amigos de mi padre, Bolívar Espinosa, era una versión ignorante y mulata del filósofo holandés Baruch (Benito) Spinoza: “judío y ateo”. Tres cosas de él no se me olvidan: me llamó a la salida de una misa del gallo, y me dijo que por qué el cura bebía vino y no nos daba a nosotros. Le dije mi versión y se rió tapándose la boca: “¡No seas tú pendejo!”. Otro día me señaló un avión y preguntó qué buscaba la gente que iba en él. Ante mi respuesta, dijo: “Más alto de ahí llegarán en busca de la comiíta”. Y la tercera, también saliendo de la Iglesia, me preguntó por qué orábamos. Respondí: “Para salvar el alma”. Argumentó: “Si todo el que se ha muerto estuviera en el cielo, hace tiempo que se hubiera derrumbado”. Yo gozaba con sus ‘salidas’. Mi ‘pusignbag’ José Israel Cuello rompió la solemnidad de mi káiser don Federico H.G., cuando le dijo con su humor corrosivo en TV que Leonel se presentó en 1996 al Comité Político del PLD y ante la pregunta de con qué contaba para ser candidato, respondió: “¡Tengo 50 cheles en bolsillo y dos millonarios detrás de esa puerta!”. Me pasé la noche riendo y me acordé de Bolívar Espinosa que me decía: “El hombre grande no muere en pleito chiquito”. La obra más criticada es el Metro, pero es la obra cumbre de Leonel. La muralla china, La Basílica de San Pedro, La catedral de Notredame, el Taj mah-al, el Metro de New York, los Campos Elíseos. (Japón, no recuperado de la guerra, hizo un túnel 1954-1983, calcularon 10 años y tardaron 19, con dos derrumbes). Estas obras muestran el temple de los pueblos, el valor intangible de la humanidad. Diandino y Bonetti, los dos millonarios de José Cuello y Leonel, deben terminar el Metro. Dice Bosch que el ferrocarril Sánchez-La Vega nunca llegó a Santiago, que era la meta. Esperamos que éste sí, para gloria de los pobres que fueron maltratados en las voladoras por el seudo-sindicalismo del atraso choferil. ¿O acaso no comenzó a ganar el Escogido? (Para las lenguas sucias: no soy empleado de ninguno de los dos; busquen las nóminas). Diandino parece un niño grande y Bonetti es el “logístico” de proyecto. ¡El Metro de Leonel debe ser terminado! Tal como dijo Bonetti: “¡Los cuartos hay que buscarlos!” 2.- Carlitos Pared.-No sé dónde se conocieron Danilo y Carlitos Pared. Lo cierto es que jamás se han separado. Son uña y dedo. Es uno de los pocos casos en que la amistad trasciende lo político. Carlitos no es un mero Asistente de Danilo. Quienes ven mis programas de TV han oído ñaunque ignoren por quéñ que “soy débil” con los Pared Pérez (Reinaldo, Sigfrido y Carlitos); los Sosa-Vásquez (el cómico es Emigdio, el senador José María celebra los chistes, desde la Presidente pequeña de Luis Morillo); y los Germán-Mejías (por Aleja, porque los dos Mariano están vivos porque Zenón Oviedo ya no ahorca gentes en Alpargatar, hoy Vicente Noble). De estas familias, los Montás Domínguez y otras, uno oye: “Todos están el gobierno”. No es privilegio, ni nepotismo: es la estructura del PLD: ¡no se copian tareas, sino que todos hacen su trabajo! Emigdio, José María y Alejandrina pertenecían a comités de bases distintos en el C.I. Máximo Cabral, y hoy pertenecen a organismos distintos. Cuando Danilo era ministro de la Presidencia (1996-2000), le oí una frase lapidaria: “Compañero: el peledeísta no cree que con el cargo se le hace un favor; él cree que se lo ganó con su trabajo político”. Para mi bien, Bosch no debió fundar al PLD: me ven por TV con cara de pendejo y se lanzan a pedirme ñyo sin “velas en ese entierro”ñ, en vez ir donde Núñez, Calderón, Emigdio y Alburquerque. Se me quejan de que los asistentes de Danilo les cogen los teléfonos y no devuelven llamadas; si lo digo, se lo pegan a Carlitos. ¿Quién dijo que Carlitos es asistente de Danilo? ¡Son los otros! ¡Maldito PLD de mis angustias e ingratitudes! 3.- Libia y la ONU.-Mi amigo Hamlet Hermann, que vive peleando con su propia neurosis, lo dijo tras la caída del Muro de Berlín: sufrirán el mundo “unipolar”. Después de eso, la OTAN destruyó a Yugoslavia, la ONU no sirve para nada, pues sin su anuencia, Blair, Bush y Aznar, invadieron a Irak y de un país del Segundo Mundo, lo convirtieron en un mendigo, con un millón de muertos (mujeres, niños, viejos combatientes y no); y lo mismo en Afganistán (Karzai hizo un fraude colosal y le dijo a Hillary en su cara que si no aceptan, renuncia para que a EU “se lo coma el lobo afgano”). ¡Arde Pakistán! Ni quien escribe, ni ningún demócrata que se respete, puede apoyar a Kadafi ni B. Al Assad (tampoco a ninguno de los presidentes criminales de esa región, si es democracia lo que queremos). La inútil ONU ñdizque para la paz entre nacionesñ da la Resolución 1973: una “exclusión aérea” en Libia, ¿cómo se explica que Francia, Inglaterra y EU bombardeen a diario emplazamientos terrestres, bases, aeropuertos, ciudades, tanques, en una guerra sucia tras un magnicidio? ¡Es la vuelta a la caverna! ¿Y los derechos humanos de los bombardeados?