EL CORRER DE LOS DÍAS

Carlos Esteban Deive

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Marcio Veloz MaggioloSanto Domingo

Durante casi cincuenta años Carlos Esteban Deive ha contribuido notablemente con el conocimiento de la historia y la cultura dominicana. Maestro de maestros y formidable y acucioso investigador de muy notoria organización mental, las temáticas de Deive son en verdad importantes fuentes de saber casi intocadas, abordando espacios discutidos y solucionados pocas veces por otros buscadores de nuestro pasado y de nuestra vida cotidiana. Ha salido recientemente a la luz pública el libro de Deive titulado “Los dominicanos vistos por extranjeros”, en el cual no solo se tocan aspectos relevantes no de cómo nos vemos sino de cómo nos han visto los demás. Vale recordar que la visión del otro, un tema que Roland Barthes creyó fundamental parta entender la manera de ser del hombre, es a la vez la visión de un momento histórico en el cual predominan ideas, creencias y formas de comprensión que proporcionan al observador aquella parte del entorno con la cual todos, los mirados y los no mirados, cargan a cuestas como parte de pasados diferentes. El mirón, extranjero, debe por lo tanto poseer el modelo contradictorio de su propia vida, para poder presentarlo al que habrá de describir y criticar. Aquello que hoy o que fuimos como dominicanos, se vislumbre como una novedad, positiva o negativa, para los que nos ven con una vara de medir desconocida por los que somos o éramos medidos. Para entender la lenta “dominicanizaciÚn” que tras convertirse en legado definitorio de un modo de ser tiene que ser antes legado léxico, el va a la búsqueda de la concepción prístina y casi literaria de lo que fuimos como dominicanos atados a un simple nombre, para llegar, con sistemático afán, al verdadero sentido de “lo dominicano”, algo que ya no es solo una forma de ser, una nacionalidad previa o una nacionalidad con vocación de Estado. El libro ausculta los orígenes de una palabra, de una idea de nación, de una nacionalidad y por fin de una forma de ser que expresa de diverso modo en diversas épocas, por lo que la visión que los extranjeros tienen de nosotros, corresponde a una especie de “momentaneidad” de nuestra historia y de nuestra cultura. Si seguimos la secuencia que los extranjeros marcados por Deive nos facilitan, llegamos al momento en que ponemos en duda la formalidad de nuestras expresiones, momento en el que comprendemos que no somos, ni hemos sido, ni seremos siempre los mismos, aunque desde largo tiempo ha, se nos haya llamado “dominicanos”. Delicioso y amargo, amargo y delicioso, “Los dominicanos vistos por extranjeros”, edición de la Colección del Banco Central de la República Dominicana, viene a ser un nuevo aporte de Carlos Esteban Deive al conocimiento de la vida dominicana, y del mundo extraño que rodeándonos, se ha creído con suficiente saber como para proyectarnos frente a los otros con mediciones y tablas que intentan ajustar nuestra identidad, pasando muchas veces por alto los motivos de nuestras actitudes dominicanas.

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