ORLANDO DICE

La neutralidad se pone de moda entre los peledeístas

SIN BRÚJULA.- El problema del grupo de senadores fanáticos de la reelección no es su adhesión enfermiza al presidente Leonel Fernández, a quien entregaron su cabeza en un acto en el Palacio Nacional, sino su falta de orientación. Cuando el barco entró en mares turbulentos, en vez de buscar rápidamente puerto, dejaron perder la brújula y no saben si van hacia el norte o hacia el sur, incluso creyendo que navegan al Este, podrían terminar en el Oeste. Son náufragos por voluntad propia, después de convencerse de que no podían cazar la ballena blanca. Ahora dicen que van a cruzarse de brazos, que no van a participar en la contienda interna, que tampoco apoyarán a ningún candidato, imitando a su jefe en su declarada condición de neutral. La más difícil de las posiciones, pues nunca convence. Y mucho menos cuando se ve claro el propósito de cobrar una deuda fuera de los libros. De que responde a una estrategia de perversidad, de venganza necia. Neutrales, vaya con el cuento. ¿Lo son por intuición o por mandato?... LAS POSICIONES.- Los senadores de la reelección hablan de cruzarse de brazos, pero pudieron haber dicho que iban a sentarse, que es otra forma de venganza política. Tampoco están creando situaciones nuevas en la política dominicana, pues ambas posiciones ñcruzarse de brazos y sentarseñ son viejas y muy efectivas. Partidos y candidatos mordieron el polvo de la derrota por falta del apoyo oportuno de su propia gente. Por ejemplo, Jacinto Peynado, para no dar muchas vueltas en el pasado. Incluso, las implicaciones serían las mismas. La conspiración sería contra el potencial candidato del PLD, del que se asegura tiene nombre conocido. La maniobra es tan burda que los observadores se dieron cuenta sin profundizar. Si el candidato del PLD sale al ruedo como fruto de un proceso falto de expectación, sus expectativas ñcomo burbujas-- estallarán al primer golpe de sol. La venganza, como puede verse, también afecta al Comité Político, cuyos integrantes no validaron el tercer período consecutivo del presidente Fernández... A LO CLARO.- Lo mejor de todo es la transparencia con que se van llevando a cabo estas tareas, pues no se hace uso de biombos ni de mamparas. Por ejemplo, los senadores quieren que se sepa que tienen un jefe, y que todo lo consultan con él. Que su decisión no es capricho, sino una forma vil de apoyar su posición de neutralidad. ¿Desde cuándo al presidente Fernández lo despide o recibe una delegación de senadores? Desde que abandonó su mal disimulado afán por una cuarta postulación. Esto es, el jefe del Estado no podrá declararse ajeno al propósito, escudándose en que no se reúne con los senadores, pues ellos se ocupan de que se les vea juntos en público. Incluso, la explicación que dan de su continua presencia en los aeropuertos tiene lógica de muchachos. Las razones verdaderas corresponden al padre, como cuando el hijo malo rompe el cristal de una ventana. Que van a acompañarlo para que no se sienta solo. No juegues, Magino. Antes que animarlo, lo están fastidiando. ¿Cómo se le puede tener pena a un mandatario al que faltan quince meses de gobierno?... ELLOS.- Más de una vez he llamado la atención de los miembros del Comité Político que dejan que desde instancias del partido se decidan líneas de conducta que lo afectan en su conjunto. Dejaron que la reelección fuera tan lejos, como si fuera un asunto ajeno, hasta que las fuerzas vivas la empujaron hacia su territorio. Si no es porque el presidente Fernández se ahorca con la soga que llevaba a rastras, quién sabe por dónde andaría esa aventura. Ahora que el vicepresidente Rafael Alburquerque aprecia el sin sentido de cruzarse de brazos y llama la atención sobre las consecuencias, “la mayoría” debiera mostrar un poco de entereza, o de vergüenza, haciendo otro tanto. No puede permitirse que el presidente y sus tropas del Senado impongan su voluntad y conviertan la lucha por la nominación en su proceso aburrido. Los reeleccionistas quieren despojar de emoción la democracia interna, que es un intento avieso de echarla por tierra, anularla, y procurar un establecimiento de hecho. Pues del mismo modo que se desluce la candidatura, también el plebiscito...

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